A PLÁCIDO FERRÁNDIZ DE ALICANTE ESPAÑA
Correo de Plácido Ferrándiz de Alicante, España.
Para: Gino Iafrancesco V.
El 28 de enero de 2009 9:47, Plácido Ferrándiz escribió:
Saludos de nuevo desde Alicante (España), querido hermano Gino. Soy Plácido.
Imagino que debe estar muy ocupado, por otro lado tengo tantos deseos de aprovechar su sabiduría en el Señor... No espero que responda a mis correos inmediatamente, cuando usted buenamente pueda y quiera.
Esta vez quisiera preguntarle sobre un asunto de apologética. Para muchos es un escándalo el Dios del Antiguo Testamento especialmente por esos textos en los que ordena directa o indirectamente ejercer violencia, exterminio, genocidios... La consagración de los levitas en Sinaí a filo de espada, el castigo a la rebelión de Coré, la conquista de Canaán, las leyes sobre el anatema, el genocidio de los amalecitas en 1Sm 15, Elías y los profetas de Baal... por poner algunos ejemplos.
Yo sé que los cristianos vemos esos textos desde la revelación definitiva del verdadero rostro de Dios en Jesús, y que hacemos una lectura 'tipológica', 'espiritual', de esos episodios, muy rica y edificante. Pero la verdad es que eso no anula los hechos históricos que se narran, violencias tremendas que la Biblia afirma ordenadas por Dios, y la pregunta acerca de cómo esa imagen de Dios puede ser compatible con el Padre de Jesús, y no tengo respuesta ante ello.
Si usted tiene algo de luz sobre esto me será de mucha bendición.
También quiero preguntarle si tiene inconveniente en que cuelgue en mi blog algún escrito suyo, citando la fuente por supuesto.
Gracias y que Dios le bendiga mucho en su vida y ministerio.
Imagino que debe estar muy ocupado, por otro lado tengo tantos deseos de aprovechar su sabiduría en el Señor... No espero que responda a mis correos inmediatamente, cuando usted buenamente pueda y quiera.
Esta vez quisiera preguntarle sobre un asunto de apologética. Para muchos es un escándalo el Dios del Antiguo Testamento especialmente por esos textos en los que ordena directa o indirectamente ejercer violencia, exterminio, genocidios... La consagración de los levitas en Sinaí a filo de espada, el castigo a la rebelión de Coré, la conquista de Canaán, las leyes sobre el anatema, el genocidio de los amalecitas en 1Sm 15, Elías y los profetas de Baal... por poner algunos ejemplos.
Yo sé que los cristianos vemos esos textos desde la revelación definitiva del verdadero rostro de Dios en Jesús, y que hacemos una lectura 'tipológica', 'espiritual', de esos episodios, muy rica y edificante. Pero la verdad es que eso no anula los hechos históricos que se narran, violencias tremendas que la Biblia afirma ordenadas por Dios, y la pregunta acerca de cómo esa imagen de Dios puede ser compatible con el Padre de Jesús, y no tengo respuesta ante ello.
Si usted tiene algo de luz sobre esto me será de mucha bendición.
También quiero preguntarle si tiene inconveniente en que cuelgue en mi blog algún escrito suyo, citando la fuente por supuesto.
Gracias y que Dios le bendiga mucho en su vida y ministerio.
Plácido Ferrándiz.
Respuesta de Gino Iafrancesco V.
para Plácido Ferrándiz.
para Plácido Ferrándiz.
Muy apreciado hermano Plácido, paz a ti en Jesucristo y a toda tu familia. Aquí Gino desde Colombia.
Como escribía Jeremías desde Yahveh: "Así dijo Yahveh: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que Yo soy Yahveh, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Yahveh" (Jer.9:23,24).
Ciertamente mirando nosotros desde la penumbra humana, y desde los intereses y las cosas meramente del hombre, no ponemos la mira en las cosas de Dios, y las tinieblas nos oscurecen todo lo relativo al derecho divino. Vemos parcialmente, pero no desde lo Alto, a menos que la gracia de Dios nos vaya abriendo los ojos para ver un panorama cada vez más completo. Pienso que eso nos acontece a todos los hombres.
Recordaba precisamente el caso de Marción, en la iglesia primitiva, que hasta llegó a pensar que el Padre de nuestro Señor Jesucristo era un Dios distinto al del Antiguo Testamento que apenas sería un demiurgo equivocado. Pero le respondieron muy bien Ireneo, Tertuliano y otros.
Cuando Dios fielmente habló con Abraham y le explicó que su descendencia sería esclava en tierra extraña por unos 400 años, le dio una razón a su amigo, aunque Él no tenga porqué dar cuenta de ninguna de Sus razones; pero le aclaró a Abraham que la espera sería "porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí" (Gn.15:16b). Dios tiene derecho a corregir y castigar la maldad de una nación; y a veces lo hace permitiendo la invasión de otra, que a su vez será también justamente juzgada. Y en el caso de los inocentes que perecen, simplemente fueron trasladados a mejor vida, y librados de circunstancias que les harían más daño. Dios no mandaba la tortura atroz, sino apenas la pena de muerte expedita. En el caso de los amalecitas, ellos habían hecho lo mismo y peor con los inocentes de Israel.
El Juez de toda la tierra nunca hará nada injusto, sino conforme a Su carácter plenamente revelado en Jesucristo. A veces nosotros no le entendemos, y la serpiente procura que malentendamos a Dios (Gn.3:1b, 4, 5); y por eso Pablo nos dice en Romanos que en el Evangelio la justicia es de fe y para fe (1:17). Pero a medida que nuestros ojos van siendo abiertos al soberano derecho y superior carácter divinos, nuestras propias conciencias justifican la sabiduría, rectitud y bondad divinas.
Desgraciadamente el hombre se ha olvidado de los derechos del Dios Soberano, Santo, Fiel y Misericordioso, y no ha puesto la debida atención a Sus razones. Además tampoco hemos tenido en cuenta la continuidad en ultratumba. Por eso nuestros paradigmas cambiantes no incluyen todo lo que Dios incluye, hasta que la gracia y la revelación de Dios opere en nosotros la mente y el sentir de Cristo. Tampoco hemos entendido, por ceguera, lo que significa ofensa de lesa majestad. Pero empezaremos a entenderlo cuando seamos nosotros mismos los ofendidos. Y aquí cabe perfectamente el caso de la contradicción de Coré. Pero también hay preciosos hijos de Coré entre los salmistas, con preciosísimos Salmos.
Amado hermano, te agradezco mucho el que me hayas honrado con tus sinceras inquietudes. No lo merezco. También te agradezco el que desees publicar algo de nuestra parte en tu(s) blog(s). Hermano, el Evangelio y la verdad de Jesucristo es propiedad común de toda la Iglesia. Si algo de ello puedes rescatar en mis blogs, pues hermano, de mi parte tienes la plena libertad de publicar lo que desees. Para mi es también otra honra que me concedes.
La paz de Dios en Cristo continúe contigo y los tuyos. Gino.
Como escribía Jeremías desde Yahveh: "Así dijo Yahveh: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que Yo soy Yahveh, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Yahveh" (Jer.9:23,24).
Ciertamente mirando nosotros desde la penumbra humana, y desde los intereses y las cosas meramente del hombre, no ponemos la mira en las cosas de Dios, y las tinieblas nos oscurecen todo lo relativo al derecho divino. Vemos parcialmente, pero no desde lo Alto, a menos que la gracia de Dios nos vaya abriendo los ojos para ver un panorama cada vez más completo. Pienso que eso nos acontece a todos los hombres.
Recordaba precisamente el caso de Marción, en la iglesia primitiva, que hasta llegó a pensar que el Padre de nuestro Señor Jesucristo era un Dios distinto al del Antiguo Testamento que apenas sería un demiurgo equivocado. Pero le respondieron muy bien Ireneo, Tertuliano y otros.
Cuando Dios fielmente habló con Abraham y le explicó que su descendencia sería esclava en tierra extraña por unos 400 años, le dio una razón a su amigo, aunque Él no tenga porqué dar cuenta de ninguna de Sus razones; pero le aclaró a Abraham que la espera sería "porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí" (Gn.15:16b). Dios tiene derecho a corregir y castigar la maldad de una nación; y a veces lo hace permitiendo la invasión de otra, que a su vez será también justamente juzgada. Y en el caso de los inocentes que perecen, simplemente fueron trasladados a mejor vida, y librados de circunstancias que les harían más daño. Dios no mandaba la tortura atroz, sino apenas la pena de muerte expedita. En el caso de los amalecitas, ellos habían hecho lo mismo y peor con los inocentes de Israel.
El Juez de toda la tierra nunca hará nada injusto, sino conforme a Su carácter plenamente revelado en Jesucristo. A veces nosotros no le entendemos, y la serpiente procura que malentendamos a Dios (Gn.3:1b, 4, 5); y por eso Pablo nos dice en Romanos que en el Evangelio la justicia es de fe y para fe (1:17). Pero a medida que nuestros ojos van siendo abiertos al soberano derecho y superior carácter divinos, nuestras propias conciencias justifican la sabiduría, rectitud y bondad divinas.
Desgraciadamente el hombre se ha olvidado de los derechos del Dios Soberano, Santo, Fiel y Misericordioso, y no ha puesto la debida atención a Sus razones. Además tampoco hemos tenido en cuenta la continuidad en ultratumba. Por eso nuestros paradigmas cambiantes no incluyen todo lo que Dios incluye, hasta que la gracia y la revelación de Dios opere en nosotros la mente y el sentir de Cristo. Tampoco hemos entendido, por ceguera, lo que significa ofensa de lesa majestad. Pero empezaremos a entenderlo cuando seamos nosotros mismos los ofendidos. Y aquí cabe perfectamente el caso de la contradicción de Coré. Pero también hay preciosos hijos de Coré entre los salmistas, con preciosísimos Salmos.
Amado hermano, te agradezco mucho el que me hayas honrado con tus sinceras inquietudes. No lo merezco. También te agradezco el que desees publicar algo de nuestra parte en tu(s) blog(s). Hermano, el Evangelio y la verdad de Jesucristo es propiedad común de toda la Iglesia. Si algo de ello puedes rescatar en mis blogs, pues hermano, de mi parte tienes la plena libertad de publicar lo que desees. Para mi es también otra honra que me concedes.
La paz de Dios en Cristo continúe contigo y los tuyos. Gino.