"Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás. Reparte a siete, y aun a ocho; porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra".

(Salomón Jedidías ben David, Qohelet 11:1, 2).

viernes, 1 de julio de 2011

(8): EL ALMA Y EL INFIERNO


Capítulo VIII

EL  ALMA Y EL INFIERNO[1]

Es curioso que los temas del alma y el infierno figuran a menudo entre aquellos en que se libra el combate entre 1a ortodoxia y la heterodoxia.  Por ejemplo, el ruselismo y el adventismo, que tuvieron un origen emparentado, coinciden en negar la supervivencia del alma después del momento de la muerte; asimismo niegan la doctrina ortodoxa del castigo eterno con fuego eterno, lo mismo que hace el espiritismo. El branhamis­mo, sin llegar a este extremo de la heterodoxia, no se sostiene sin embargo tampoco en la opinión ortodoxa, sino que busca un intermedio en lo relacionado al infierno; y en lo relacionado al alma deriva por sus implicaciones en una concepción no bíblica.  Paul Jones de New Straitville, Ohio, ha sido el líder branhamita que siguiendo atentamente las declaraciones de Branham en lo relativo al alma, ha sacado a luz sus implicaciones, llevándolas a un extremo evidentemente extrabíblico.

En el capítulo cuarto de esta obra, "Distintos niveles en el mensaje", hicimos mención del hecho de que Branham varió sus pensamientos en lo relativo a la estructura del hombre.  Específicamente en sus mensajes "El trono"(1961) v "La más grande batalla jamás pelea­da" (1962), sostuvo el siguiente orden para la estructura humana: espíritu, alma y cuerpo; luego varió, y específi­camente en 1965 enfatizó: alma, espíritu y cuerpo, aplicando al espíritu lo correspondiente a la psique.  Pero debemos recordar que en el griego del Nuevo Testamento, “alma” y "psique” son la misma cosa; en cambio "espíritu" es designado "pneuma".  Como decía, Paul Jones llegó a varias implicaciones cuando demostró que Branham trajo la enseñanza acerca de dos almas, una vieja, y otra nueva formada del germen de la palabra predestinada para la hora, y además atributo divino. La nueva alma era vivificada como parte de Dios a partir de aquel germen predestinado el cual brotaba a vida al recibir el Espíritu y la palabra de la hora, es decir, el mensaje de Branham para los del último tiempo. Todo esto, claro está que es extraño al Nuevo Testa­mento y a la Biblia en general. Según 1 Tesalonicenses 5:23, hallamos el ser del hombre compuesto en este orden de: espíritu, alma y cuerpo; siendo el alma la misma psique, intermediaria entre el espíritu y el cuerpo, y además asiento de la voluntad, la mente y las emocio­nes.
Para una mejor consideración bíblica de la estructura humana, como apéndice a éste capítulo quiero anexar un esquema que he reacondicionado personalmente del diagrama de Nee To-sheng en su recomendable obra "El hombre espiritual".


Otra aseveración de Branham, ya no tan seria pero también no bíblica, es la que hizo relativa a la no existencia de alma en los animales.  En su mensaje "La señal" (Jeffersonville, 1963) sostuvo que el animal no tiene alma.  Verdad es que no la tiene como el hombre la tiene, pues el alma del hombre es racional y sobrevive a la muerte, como consta en el pasaje evangélico del rico y Lázaro, en el mensaje apocalíptico del quinto sello, y en otros pasajes; sin embargo, aunque el animal no tenga alma racional, eso no significa que no tenga alma en absoluto, pues el animal sí tiene alma que es vida, e incluso se le llama "alma viviente".  Tomando la versión de la Biblia de Reina‑Valera de 1909, más cercana al original en este aspecto, tenemos en el quinto día de la creación: animales de ánima viviente.  En Levítico17:14 leemos: "Porque el alma de toda carne, su vida, está en su sangre; por tanto he dicho a los hijos de Israel: No comeréis la sangre de ninguna carne, porque la vida de toda carne es su sangre..." En este respecto el animal tiene alma, pues alma y vida son una misma cosa; de manera que podemos decir en este nivel que el animal tiene alma, y el mismo es un ser viviente. Otro mensaje en Eclesiastés 3:21 nos habla del espíritu del animal.  No obstante, como decía, las implicaciones serias de la doctrina branhamita del alma se hallan en su concepción de la humana. Según Branham, una perso­na puede recibir el Espíritu Santo y seguir siendo un falso e irse al infierno si su alma interior no ha sido predestinada.  Esta nueva alma predestinada sería parte de Dios enviada en la hora para manifestarle a Él. Los predestinados serían, pues, parte de Dios, ya que sus almas nuevas brotadas del germen predestinado de la palabra de la hora son atributos suyos que habrían de manifestarse.  En la Biblia hallamos, sin embargo, que la regeneración acontece cuando el alma recibe en su espíritu humano al Espíritu de Cristo. Es, pues, el Espíri­tu de Cristo el que unido al nuestro humano y creado, lo vivifica con vida eterna, convirtiendo a Dios nuestra única alma. Por causa de Cristo en nosotros llegamos a ser participantes de la naturaleza divina, pero eso no significa que nuestra alma, que es nuestro yo personal, sea parte de Dios, lo cual sería una especie de semi-panteísmo con nociones algo maniqueas del alma; también el hinduismo identifica como chispa divina al yo interior.  Dios, empero, es trascendente, y aunque está también inmanente sosteniendo Su creación, la creación no obstante no es Él.  Nosotros, pues, somos creados en todo, aunque aun así, el Espíritu de Dios condesciende a unirse al nuestro creado.  Puede darse la posibilidad de que Branham haya usado informalmente su propio vocabulario al abordar esta cuestión.  Paul Jones en cambio lo tomó en sentido técnico y con carácter de revelación divina, llevando el asunto a un extremo heterodoxo.
En lo relativo al infierno, Branham no concuerda con las afirmaciones del ruselismo ni del adventismo acerca de que el alma termina con la muerte, dejando de estar consciente hasta el día de la resurrección; Branham acepta la supervivencia del alma después de la muerte, como queda entrevisto en su exposición del quinto sello (1963); sin embargo, en lo relativo al castigo eterno de las almas perdidas, sostiene Branham que éste eventual­mente tendrá un fin.  Dijo Branham en la disertación del primer sello (página 124 en español), y bajo ese "así dice el Señor" generalizado que cubre a todo su mensaje sobre la revelación de los siete sellos:

“Ahora, ¿cómo puede usted decir que hay un infierno eterno?  Entienda, este ya es el último día cuando estas cosas son reveladas.  No hay versículo en la Biblia que diga que el infierno es eterno. Si hubiera un infierno eterno, tendrían que tener vida eterna los que permanecen allí; pero hay una sola forma de vida eterna, y esa es por la cual estamos luchando.  Todo lo que tiene principio también tiene fin.  El infierno fue creado para el diablo y sus ángeles, y será consumido y aniquilado. Correcto. Pero cuando esto suceda, no les dejará ni raíz ni rama... ¿Dónde estarán entonces los malos después de la tribulación?  Convertidos en ceniza".
En las últimas expresiones de este párrafo, puede Branham estarse refiriendo en el contexto al día terrible de Yahveh.  Pero en general, ¿cómo respondemos a esto?  Así: Decimos que sí hay un infierno de fuego, y fuego eterno, porque la Biblia sí lo dice en varios lugares, y he aquí algunos de los versículos:
"41Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno prepara­do para el diablo y sus ángeles.  46E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna" (Mateo 25:41,46).
De manera que aunque es verdad que el fuego eterno fue preparado para el diablo y sus ángeles, allí irán también los hombres maldecidos por el Señor, y su castigo, no el cortamiento ruselista, sino el castigo, será eterno; y utiliza la misma palabra “eterno" usada en relación a vida “eterna".  Así que aunque sea una sola la vida eterna, lo que no se refiere meramente a dura­ción sino a la calidad provista por Dios en Cristo, existirá también un castigo igualmente "eterno". Daniel 12:2 también dice:
"Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua".

Es, pues, un absurdo esperar, con el ruselismo y el adventismo, que el castigo consiste en volver de la inconciencia por un breve tiempo, para regresar a esta inconciencia eternamente.  N0, vergüenza y confusión perpetuas no significa aniquilación, sino precisamente eso: "vergüenza y confusión perpetua".  Según Jesús, los que hicieron lo malo saldrán a resurrección de conde­nación (Juan 5:29); es por eso tan solemne su declara­ción registrada por Marcos (9:42‑46), donde habla de la Gehena, del "fuego que no puede ser apagado, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga".
Mateo 18:8,9 nos habla del "fuego eterno" y del "infierno de fuego".  Según Judas 1:7, “Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas” fueron puestas por ejemplo sufriendo el castigo del fuego eterno. Su destrucción terrenal fue apenas el comienzo de su castigo, pues Jesús aun habló de un futuro juicio para Sodoma; juicio en el que el castigo para Sodoma será más tolerable que el castigo para Cafarnaum y las ciudades que no recibieron a los enviados del Señor (Mateo 10:15; 11:24; Marcoa 6:11; Lucas l0:12); pues así como la generación de Nínive en los días de Jonás, y la generación de la reina del sur en los días de Salomón, se levantarán en el juicio para acusar a la generación que rechazó a Jesús en Su día, así también la generación de Sodoma y Gomorra estará presente; por lo tanto el castigo de fuego eterno de que nos habla Judas 1:7, tuvo apenas su comienzo en los días de Abraham.  No puede, pues, usarse ese verso de Judas, como se hace, para minimizar la realidad del fuego del Hades (Lucas 16:23‑29) y del fuego de la Gehena o Lago de fuego y azufre.

No olvidemos tampoco la advertencia apocalíptica para los adoradores de la bestia, marcados de ella.  Nos dice Apocalipsis 14:9‑11:
"9Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, 10él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero; 11y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos.  Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre".
Así, pues, el lenguaje bíblico es claro: juicio eterno, castigo eterno, fuego eterno, vergüenza y confusión perpetua, lugar de tormentos, tormento cuyo humo sube por los siglos de los siglos.

Es típico de los incrédulos preguntar: Pero, ¿quién fue allá y volvió para contar? Y añaden ignorantemente: Nadie vino para contar.  Pero tal argumento tan popular es absolutamente falso; primero, porque el Señor Jesucristo descendió a los infiernos y regresó y habló a los apóstoles, de lo cual la primera carta de Pedro contiene noticias, como también en especial el evangelio apócrifo de Bartolomé y el apocalipsis apócrifo de Pedro.  Segundo, porque son numerosas las personas clínicamente declaradas muertas, que por la providencia de Dios regresaron de las mismas puertas del Seol, y testifican sus experiencias en ultratumba.  Conozco personalmente varios casos; además de los testificados en programas televisivos, y en escritos, aun de corte científico, como los del Dr. Ed. Moody, y la Dra. K, Ross. De manera que no tenemos excusa; no conviene arriesgarse a vivir sin sentido de la eternidad, pues los escépticos no tienen ninguna garantía de que todo terminará con la muerte corporal.  Además, Jesús mismo ha sido quien más ha enfatizado el tema, y Su resurrección histórica es la más autorizada de las creden­ciales.

Ahora bien, para terminar, tengamos en cuenta que la palabra castellana “infierno" se usa diversamente como traducción de varios palabras, por lo cual ha habido confusión en el asunto. Primeramente, sepulcro o sepultura, que en hebreo es "queber" y en griego es "mnemeion", nunca acostumbra traducirse infierno; pues realmente el infierno no es la sepultura.  Ahora bien, "Tártaro", "Hades” o “Seol”, y "Gehena" se han traduci­do indistintamente "infierno", pero sin embargo tienen diferente significado, y de allí la confusión; pues donde un traductor llama "infierno" al Hades, otro llama así a la Gehena, y viceversa.  Clasificando, pues, las palabras tenemos: El “tártaro" (1 Pedro 2:4) es la prisión de los ángeles caídos.  "Hades" es la traducción griega del hebreo "Seol" (Hechos 2:27; Salmos 16:10), y significan entonces la misma cosa: lugar donde van las almas conscientes de los muertos que tras la venida de Cristo no suben al Paraíso o tercer cielo.  El rico Epulón del relato de Jesús acerca del mendigo Lázaro, fue al Hades, donde era atormentado en llamas; es, pues, el Seol o Hades un lugar provisional de tormento, como lo es la celda de la comisaría antes de la prisión carcelaria de cadena perpetua. Según Apocalipsis 20:14, la muerte y el Hades serán lanzados después al Lago de fuego; este lago de fuego y azufre es, pues, la "Gehena" donde no sólo las almas, sino que también los cuerpos de los que resucitan para condenación, serán echados tras el juicio del trono blanco; allí irán, pues, todos los que no se hallen en el libro de la vida.  Por lo tanto la "Gehena" es ese lago de fuego y azufre, donde estarán en su estado final los malditos y condenados, la muerte segunda.
Nota: Anexo a continuación un esquema del “ser del hombre", reacondicionado por el autor de un diagrama de Nee To-sheng en su libro "El Hombre Espiritual”.

EL SER DEL HOMBRE
(1 Tesalonicenses 5:23)

ESPÍRITU (pneuma)
Lugar Santísimo
Zoe (vida espiritual) sólo en caso de ser regenerado.
Ágape (amor divino)
Mente espiritual.

ALMA (psique)
Lugar Santo
Psique (vida anímica)
Phileo (afecto natural)
Mente natural.

CUERPO (soma)

Atrio
Bios (vida biológica)
Eros (amor físico)
Cerebro.

Conciencia
ESPÍRITU    Intuición
Comunión

Voluntad
ALMA   Mente
Emoción

Sentidos
CUERPO      Sistemas
Aparatos

ESTADOS DE CONCIENCIA
En el Espíritu Santo (Romanos 9:1)
Buena (1 Timoteo 1:19; 1 Pedro 3:16,21)
Débil (1 Corintios 8:7,12)
Corrompida (Tito 1:15)
Mala (1 Corintios 4:4)
Cauterizada (1 Timoteo 4:2).

FUNCIONES DE CONCIENCIA
Enseña (Salmos 16:7)
Acusa (Juan 8:9)
Testifica (Romanos 2:15)

* LA CONCIENCIA EN EL ESPÍRITU:
- Contritos de espíritu (Salmos 34:18)
- Un espíritu recto (Salmos 51:10)
- Mi conciencia me da testimonio en el espíritu (Romanos 9:1)
- Se estremeció en el espíritu (Juan 11:33)
- Se conmovió en espíritu (Juan 13:21)
- Su espíritu se enardecía (Hechos 17:16)
- Espíritu fervoroso (Hechos 18:25)
- Régimen nuevo del Espíritu (Romanos 7:6)
- Espíritu de adopción que clama: ¡Abba! El Espíritu testifica en nuestro espíritu (Romanos 8:15,16)
- Presente en espíritu (1 Corintios 5:3)
- El que se une al Señor, un espíritu es con Él (1 Corintios 6:17)
- Contaminación de espíritu (2 Corintios 7:1).

* LA INTUICIÓN EN EL ESPÍRITU:
- Quiere (Mateo 26:41)
- Percibe (Marcos 2:8)

- Gime (Marcos 8:12)
- Liga (Hechos 20:22)
- Conoce (1 Corintios 2:11)
- Se conforta (2 Corintios 2:13; 7:13; 1 Corintios 16:18)

* LA COMUNIÓN EN EL ESPÍRITU
- Con Dios:   Se regocija (Lucas 1:47)
Adora (Juan 4:23)
Sirve (Romanos 1:9; comp.: Filipenses 3:3)
Testifica (Romanos 8:6)
Ora, canta, bendice (1 Corintios 14:14-16)
- Con los hermanos: 2 Corintios 13:14
(Ver: INTUICIÓN, el espíritu se conforta)

* LA VOLUNTAD EN EL ALMA
- Ligando el alma con obligación (Números 30:2)
- La dejarás al agrado de su alma (Deuteronomio 21:14)
- Mi alma no quería tocar (Job 6:7)
- Mi alma escoge... quiso (Job 7:15)
- No me entreguen al alma de mis enemigos (Salmos 27:12)
- ¡Ea! alma nuestra [lo que quisieron] (Salmos 35:25)
- No lo entregarás al alma de sus enemigos (Salmos 41:2)

- Poner el alma en buscar a Dios (1 Crónicas 22:12)
- Alzan el alma para volver [suspiran] (Jeremías 44:14)
- Te entregué al alma de los hijos de los filisteos (Ezequiel 16:27)

* LA MENTE EN EL ALMA
- Su consejo no entre en mi alma (Génesis 49:6)
- Consejos en el alma (Salmos 13:2)
- Mi alma lo sabe muy bien (Salmos 139:14)
- Ciencia grata al alma (Proverbios 2:10)
- Ley y consejo, vida a tu alma (Proverbios 3:21,22)
- El alma sin ciencia (Proverbios 19:2)
- A tu alma el conocimiento (Proverbios 24:14)
- Se acordará tu alma [memoria] (Lamentaciones 3:20)
- Cuidado de sus almas [anhelo] (Ezequiel 24:25)

* EMOCIONES EN EL ALMA
Afecto - deseo - sentimiento

emociones de afecto en el alma
- Alma hastiada (Job 10:1)
- El alma aborrece (Job 33:20)
- Amarás con toda tu alma (Deuteronomio 6:5)
- Alma de David y Jonatán ligadas (1 Samuel 18:1)
- Aborrecidos del alma de David (2 Samuel 5:8)
- Su alma abominó (Salmos 107:8)
- Ama mi alma (Cantares 1:7)