"Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás. Reparte a siete, y aun a ocho; porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra".

(Salomón Jedidías ben David, Qohelet 11:1, 2).

viernes, 1 de julio de 2011

(12): APÉNDICE DOCUMENTARIO


Capítulo XII

APÉNDICE DOCUMENTARIO:

* Retractación de Gino Iafrancesco V.
* Carta de Moisés Concha Miche a Gino Ifrancesco V.
* Carta de Eubdulio García Canois a Gino Iafrances­co V.
* Carta de Gino Iafrancesco V. a Moisés Concha Miche.
* Carta de Rufino Terry R. a Gino Iafrancesco V.
* Carta de Gino Iafrancesco V. a Tom Hess y otros ancianos, denunciando a William Soto Santiago en Jerusalem.
* Sueños proféticos.




RETRACTACIÓN
de Gino Antonio Iafrancesco Villegas

Tobatí, Paraguay, enero 16 de 1981.
En la gracia de Dios, bajo Su misericordia, y delante del rostro del Padre revelado en Su Hijo Jesucristo, Señor nuestro; invocando el auxilio del Espíritu Santo.
Yo, Gino Iafrancesco Villegas, en lugar y fecha arriba indicadas, dirijo este escrito a aquellas personas que por algunas de mis enseñanzas pasadas fueron colocadas en una posición vulnerable, y que según lo mejor de mi entendimiento actual, se encuentran descarriadas del camino de la verdad; lo dirijo también a cualquier interesado.
Habiendo colaborado yo en tiempos pasados para que algunos se encaminaran en peligrosa dirección, hoy me siento responsable de hacer las retractaciones necesarias y las advertencias consiguientes con el fin, no sólo de limpiar egoístamente mis manos de la sangre, sino también y principalmente en beneficio de la liberación y salvación de los implicados, para la gloria de Dios ante Quien está todo y para Quien son todas las cosas.


Les ruego, pues, tolerancia y paciencia para soportar este escrito hasta su final y examinarlo responsablemen­te delante de Dios, pidiendo Su protección y guía,  y atendiendo al Espíritu Santo que puede operar en nuestras conciencias.  Permitidme, por favor, abrir mi corazón y entonces después de leído todo, juzgad.



En marzo de 1973, en Asunción, llegaron a mis manos algunos folletos de predicaciones de William Marrion Branham por mano de Delio Ruíz Díaz, quien a su vez las recibió de manos de Eugenio Paras; aunque me fueron prestadas con ciertas recomendaciones y sin identificación con los folletos de parte de aquel que me los prestaba, yo me interesé en la lectura de ellos.  Días después John Denis Baker me prestó tres folletos "Quitando el velo" de Óscar Galdona.  Todos estos folletos me interesaron y entonces yo mismo escribí a Venezuela una carta pidiendo ese tipo de literatura; de modo que después de un tiempo Miguel Bermúdez, venezolano, de paso por Paraguay me dejó una colección de folletos, y cuando José Torres trajo al Paraguay gran cantidad de literatura, yo la recibí y comencé a distribuirla en Asunción y en el interior del país; eran libros y folletos de William Marrion Branham y folletos de Óscar Galdona.  De las primeras lecturas entendí que el bautismo era en el nombre del Señor Jesucristo, de manera que urgido por mi conciencia me volví a bautizar.  Tal suceso causó un escándalo entre cristianos de Asunción, y por causa de eso y nuestra identificación con la doctrina de los folletos de William M. Branham y O. Galdona, fuimos excluidos de la comunión con varios grupos cristianos, junto conmigo, Adolfo Osorio, Ramón Ortigoza y J. D. Baker, los cuales fuimos declarados falsos profetas.  Entonces salimos al interior.  Visitamos Repatriación y Walter Infranz donde Marcelo Velázquez y parte de la congregación se esta­ban identificando también con la doctrina de tales folletos, de manera que nos consideramos unidos. Recorrí también Arroyos y Esteros, Tobatí, Colonia Stroesner, donde se formaron grupitos que aceptaban la doctrina de los folletos de W. M. Branham y O. Galdo­na; también recorrimos otros lugares, pero fue en estos donde se asentó la doctrina.  De manera que, por lo antedicho, me siento responsable por la difusión en el Paraguay de tales folletos y de la doctrina contenida en ellos, la cual yo mismo predicaba.  Dos años después, en 1975, y en cierto modo influenciados también por algunos casettes con predicaciones grabadas de Óscar Candelario, Adalberto Pérez, William Soto Santiago, Mario Pérez, puertorriqueños, y Miguel Bermúdez de Venezuela, comenzamos a entresacar de los folletos de W. M. Branham, mezclándolo con algunos versos de las Escrituras, la idea de que estábamos en una nueva dispensación, la del juicio, donde ya no se hablaba más en lenguas, ni se celebraba el memorial de la Santa Cena, y donde el Señor Jesucristo tenía Su nuevo nombre revelado en William Marrion Branham.  De manera que comenzamos a adorar a Dios en ese nombre; lo hacíamos delante de Dios por Jesucristo y no por medio del hombre W. M. Branham, pero creyendo que Jesucristo había revelado Su nuevo nombre allí.  No adorábamos a W. M. Branham el hombre, sino al único Dios por Jesucristo pensando que Su nuevo nombre fuese tal.  También afirmamos que la segunda venida de Jesucristo había comenzado a ser cumplida cuando la famosa nube de la historia de W. M. Branham apareció el 28 de febrero de 1963.  Esto lo dedujimos de los folletos.


A comienzos de 1976, por pedido propio, recibí de los Estados Unidos folletos de Paul Jones, el cual, basándose en citas de W. M. Branham, predicó la doctrina de las dos almas, o el alma vieja y el alma nueva; también la doctrina de la poligamia.  Estudiando tales temas en los folletos, adopté yo también la doctrina y la prediqué en Paraguay y en Santa Cruz, Bolivia.  Hoy me retracto completamente de tales enseñanzas;[1] explicaré el porqué más adelante.  También a comienzos de 1976 recorrieron Latinoamérica Adalberto Pérez de Puerto Rico y Miguel Bermúdez de Venezuela con la doctrina de William Soto Santiago, el cual preconizaba cuatro ministerios mayores mundiales de los cuales él era el maestro mayor y único intérprete autorizado de W. M. Branham.  Luego dio a entender que en él se cumplía Apocalipsis 11 diciendo ser a la vez Moisés y Elías y la segunda venida de Cristo glorificado. Se basaba en folletos de W. M. Branham, de quien decía era su precursor.  Entonces todo ese año estuve entre los grupitos resistiendo la interpretación de William Soto Santiago, el cual usaba las citas de W. M. Branham sacadas de su contexto.  Durante ese año el Espíritu Santo comenzó a hacerme notar mis errores, y poco a poco me fui retractando entre los hermanos.  El proceso de regreso fue marcado entonces por dos divisiones principales: La primera en Tobatí en enero de 1977, cuando nos separamos nacionalmente en dos grupos: los que rechazábamos la interpretación de William Soto Santiago y los que la seguían.  Con el grupo restante comencé una revisión lenta de nuestra fe, lo que nos llevó a mediados de1978 a otra división.  Ramón Ortigoza y Adolfo Osorio, de Asunción, se separaron de nosotros por asunto de autoridad.  Nosotros volvimos a colocar a la Biblia simple y llanamente sobre toda interpretación de los folletos, y a Jesucristo como la Única Voz autorizada.  Ellos continuaron aferrándose a la interpretación de W. M. Branham, hasta la fecha.  Hasta aquí la historia a grandes rasgos de los hechos.  Paso ahora a las retractaciones en particular y a la razón de ellas.


En primer lugar soy responsable por la difusión de errores y por poner, sin saberlo, el fundamento para otros de los cuales, por la gracia de Dios, no participé directamente. La razón de mi responsabilidad es debido a que repartí tales folletos, los cuales poco a poco se convirtieron en autoridad sobre la conciencia de mu­chos, llegando a repetirse lo que se decía en ellos más de lo que la Biblia simple y llanamente dice.  Por lo tanto me considero responsable y me retracto pública­mente pidiendo perdón y disculpas a todos los afectados de cualquier tipo, pues puse en manos de la gente cosas difíciles de manejar, las cuales en muchos causaron estragos.  Esto no significa que necesariamente todo en los folletos esté errado, pues éstos contienen también cosas buenas.


He aquí, pues, lo que por mi conciencia debo soste­ner: la autoridad, la última palabra, descansa en Dios mismo revelado a los hombres exclusiva y suficiente­mente por medio de Su Hijo Jesucristo, del cual dan testimonio suficiente las Sagradas Escrituras, las cuales, como registro inspirado de Dios, tienen autoridad superior en sí mismas y están escritas de la manera que Dios quiere que se lean (hablo de los originales); por lo tanto considero correcto creerlas y aceptarlas tal como están, sin agregarles ni quitarles nada, y sin necesidad de interpretarlas, explicarlas o acondicionarlas por medio de otras revelaciones ajenas a ellas, o por medio de especulaciones, términos y definiciones extrabíblicos y meramente humanos.  Ellas son comprendidas directa­mente por iluminación del Espíritu Santo, que las inspiró, y cuando la letra de ellas es vivificada por el Espíritu, entonces es confirmada y dice exactamente lo que está escrito. El Espíritu y la letra de las Escrituras van juntas, y según Jesucristo, no pueden ser quebran­tadas. Por lo tanto, la verdad brota directamente de ella, y es necesario aceptarla en toda la fidelidad de su declaración y en el espíritu de su contexto; es preciso no filtrarla con filtros tomados desde afuera, los cuales enturbian su comprensión y colorean sus declaraciones, deformándolas.  Deberíamos, pues, preguntarnos: ¿De dónde proviene mi entendimiento de la Biblia? ¿Del Espíritu de ella misma? ¿o de un elemento extraño a ella, interpuesto entre mí y ella para acondicionarla?  Enfrentemos la evidencia directa de las Escrituras, recibamos su testimonio y no la oscurezcamos con conceptos preconcebidos que vienen de otras fuentes, no necesariamente divinas, sino más bien humanas y hasta diabólicas.  El nuevo Pacto de Dios con el hombre por medio de Jesucristo consiste también precisamente en eso: Una promesa de revelación de Dios a cada uno de Sus hijos, y tal revelación es por lo tanto consecuente con su testimonio escrito, pues Él no puede contradecir­se.  Cualquier revelación que esté en pugna con las Sangradas Escrituras no es de Dios, pues él no se contradice.  Desechemos todo lo que contradiga la letra y el espíritu de las Escrituras.


El Espíritu Santo, las Sagradas Escrituras y el Cuerpo de Cristo tienen una misma voz y se confirman mutua­mente.  Lo que leemos de las Escrituras y no entende­mos, debemos dejarlo tal como está y simplemente repetirlo así sin modificarlo; cuando sea comprendido dirá exactamente lo mismo que decía cuando leíamos y no entendíamos. Así que conservemos no solamente el espíritu sino también la forma de las palabras.  Dios da no solamente la revelación, sino que enseña también las palabras que expresan mejor esa revelación; esas palabras son la letra de las Escrituras. ¡Guardémoslas!
Al ir entendiendo esto y sosteniéndome en ello, me abrí a la declaración llana y exclusiva de las Escrituras; el Espíritu Santo siguió ayudándome entonces, y fue poniendo en evidencia aquellos errores que entraban en contradicción con las declaraciones expresas de ellas.  Entonces comprendí lo que ellas verdaderamente dicen acerca de la identificación de Cristo y de Su venida, Su identidad.


Él es el Hijo Unigénito, el Verbo de Dios que estaba con el Padre, por medio de quien Dios hizo todas las cosas; siendo el resplandor de Su gloria y la imagen misma de Su substancia;[1] la imagen de Dios, del Dios invisible, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que siendo en forma de Dios, se humilló a sí mismo haciéndose semejante a los hombres cual siervo, [el Verbo se hizo carne, Jesucristo es venido en carne], y concebido virginalmente en María, nació y cumplió las profecías correspondientes al Mesías; fue tentado en todo conforme a nuestra semejanza, pero sin pecado, obediente hasta la muerte; muerto como Cordero expiatorio por los pecados del mundo y resucitado al tercer día corporalmente, aparecido así durante cuarenta días a sus discípulos, y tomado de entre ellos al cielo corporalmente, sentado a la diestra de Dios, presentándose como ofrenda, mediador e interce­sor; hecho Señor para gloria del Padre sobre todos los cielos, en el Lugar Santísimo, esperando que todos sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies, y el último será la muerte.  Volverá entonces tal como se fue, corporalmente, en gloria y majestad, y miraremos al que traspasamos.  En Su venida seremos transformados o resucitados.  Con respecto a Su nuevo nombre, del cual habla la Biblia, sostengo con ella que aquel nombre escrito en su frente ninguno conoce sino Él mismo; por lo tanto, ningún hombre, ni aun William Soto Santiago, ni yo, puede decir qué es ese nombre.


Y puesto que Él se fue corporalmente, volverá también así en gloria; de manera que cualquier otro hombre que no sea Jesús de Nazareth y que diga ser el Hijo del Hombre, o que sostenga que el tal está aquí o allí, es clasificado por Jesús, según las Escrituras, como falso profeta o falso cristo; pues la encarnación del Verbo permanece en Jesucristo. ¡Jesús es el Cristo! ¡Quien lo niegue es el mentiroso! No importa qué milagros y señales ostente alguien; eso nunca será criterio para aplicarle el honor del Hijo del Hombre.  Acerca de esto advirtió Jesús diciendo a sus discípulos que vendrían días en que deseando ver los días del Hijo del Hombre, nos dirían: ¡Helo allí, helo aquí!  Pero agregó Jesús diciendo: Mas no lo veréis, no vayáis, ni los sigáis, ni creáis.  Nadie sabe tampoco el día de Su venida, aunque podamos saber, por las señales, cuando está cerca.  De modo que hasta que Él vuelva corporal­mente seguiremos recordando Su muerte por nosotros con el pan y el vino en memoria de Él; e igualmente, hasta que en Su venida seamos transformados o resuci­tados corporalmente, cuando venga lo perfecto, estare­mos ejercitando en el espíritu y por Su Espíritu, todos los dones legados a Su Iglesia para su desenvolvimiento en la tierra.  Con esta confesión, corrijo, pues, mis enseñanzas pasadas.


Hago igualmente retractación pública de mis ense­ñanzas, tanto en Paraguay como en Bolivia, que derivé de los folletos de Paul Jones basados en citas de W. M. Branham, en lo referente a los temas del alma y de la poligamia, tal como se encaran en los folletos de los autores mencionados.  En el presente (lugar y fecha arriba indicados), sostengo con la Escritura, que el hombre está compuesto en su orden, de espíritu, alma y cuerpo; siendo el espíritu el asiento de la conciencia, la intuición y la comunión con y aprehensión de Dios.  El alma (la psique) es el asiento de la mente, las emocio­nes y la voluntad; el cuerpo, el asiento de los sentidos.  La persona renace cuando recibe en su espíritu la vida de Cristo por medio del don de la fe.  El que se une al Señor un solo espíritu es con Él,[2] siendo así templo del Espíritu Santo.


Con respecto a la enseñanza de la poligamia según interpreta Paul Jones de W. M. Branham de su folleto "Divorcio y casamiento", parte de cuya interpretación yo adopté, de lo cual ahora me retracto, presento la simple razón de mi retractación.  En el Nuevo Testamento simplemente se declara de Jesús: Quien repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera.[3]  Marcos y Lucas dicen lo mismo con excepción de la salvedad.  También Pablo, en nombre del Señor, dice que el marido no abandone a su mujer y que ésta no se separe del marido, y si se separa, quédese sin casar, o reconciliese con su marido, pues está ligada por la ley al marido mientras este vive.[4]  Los ancianos y los diáconos de la iglesia sean maridos de una sola mujer.[5]  Siendo Cristo el postrer Adán, todo lo que fue introducido por la caída es crucificado en Su cruz, comenzando con la resurrección un nuevo régimen del Espíritu, donde éste vivifica nuestra carne mortal; el principio es redimido; la monogamia vuelve con el principio.


En lo relacionado al tema de "la simiente de la serpiente" tal como es encarado en los folletos de W. M. Branham y Óscar Galdona, yo escojo simplemente repetir con la Escritura que de una sola sangre Dios hizo todo el linaje de los hombres;[6] también a partir del diluvio todos descendemos de Noé, y por lo tanto de Adam, por el cual el pecado pasó a todos los hombres.  Cuando Adam conoció a Eva su mujer, ésta concibió de éste y dio a luz a Caín, como se lee en Génesis 4.1.  Espiritualmente, Caín era del maligno. La salvación no depende del nacimiento natural, pues toda maldición fue llevada por Cristo en la cruz; la salvación está relacionada con el nuevo nacimiento, del Espíritu, mediante Jesucristo.  De manera que por ser descen­dientes de Adam, no de Caín, es que los hombres son por naturaleza hijos de ira, siendo renacidos por medio de la fe en Jesucristo todo aquel que verdaderamente cree en Él y recibe Su vida para vivir por ella.  De modo que la salvación es por gracia mediante la fe, y no por obras humanas ni descendencia natural.  Cristo Jesús murió por todo el mundo, y Dios quiere que todos sean salvos.  Su elección antes de la fundación del mundo es en Cristo, y todo aquel que esté en Él es acepto por medio de Él ante Dios.  Por todo esto, debo retractarme de haber repetido y enseñado apresuradamente, e igualmente repartido folletos, donde este tema, de la "simiente de la serpiente", es encarado en forma confu­sa, atribuyendo la caída al sexo, y dando una idea errada de la predestinación.  Con la Escritura debo sostener hoy que el sexo fue creado por Dios, bueno desde el principio, para vivirse dentro del matrimonio y para la reproducción del género humano.  Dios mandó fructificar y multiplicarse al varón y a la hembra, y los bendijo Dios queriendo que fuesen una sola carne.[7]  No puedo entonces repetir que la mujer haya sido el árbol prohibido, ni el sexo, pues Dios mismo lo ordenó, y aún antes de ser creada la mujer, ya estaba en el Edén el árbol de la ciencia del bien y del mal.


También veo la necesidad de enfocar algo en lo relacionado con la apertura de los siete sellos, los cuales solamente el Cordero puede abrir.  El Cordero no es el Espíritu meramente, sino la encarnación del Verbo cual Jesucristo.  Leemos de la Biblia que cuando el Cordero abre realmente los sellos, ocurren entonces los eventos allí descritos; no se trata sólo de una predica­ción acerca de ellos, sino del acontecimiento mismo. ¡El mediador es Jesucristo Hombre!  Y hasta que Él no aparezca corporalmente es porque no se ha levantado de la diestra del Padre para reclamarnos en rapto. ¡La intercesión continúa!
Él es sacerdote según el orden de Melquisedec para siempre por juramento divino.
Con este escrito pretendo, pues, deslindar mi posición actual, retractándome públicamente de lo que he reconocido como error doctrinal, y pido perdón a todo aquel que por mi culpa, apresuramiento e imprudencia haya sido perjudicado, engañado o mal encausado.  Ruego examinar sinceramente las declaraciones de esta retractación, y ver si hay verdaderamente en las Escritu­ras motivo para ella; yo encontré y prefiero la vergüenza antes que hallarme voluntariamente torciendo la Palabra de Dios. Si hay algo que no entendemos, es mejor morir dejando pendiente una pregunta sincera en las manos de Dios, esperando en el Señor, que aventurarse a correr con conjeturas propias o ajenas.  Es mejor renunciar al mérito carnal de nuestra teología y dejar que sólo Cristo sea nuestra sabiduría. ¡Que la sangre de Jesucristo nos siga limpiando!  En ella confío profunda­mente y me amparo.
Consciente y voluntariamente:
(Fdo.): Gino Antonio Iafrancesco Villegas
Tobatí, Paraguay, Enero 16 de 1981.

 
CARTAS RELACIONADAS

LA NUEVA JERUSALEM - PERU
La Nueva Jerusalem Eterna,
Paucartambo ‑ Pasco ‑ Perú.  S. A, 0008
Dom. 2 de Enero de 1983
Señor
Gino Iafrancesco Villegas
ASUNCIÓN
Mi muy apreciado hermano en Jesucristo:
Por medio de la presente me es muy grato saludarte después de los largos 7 años atrás cuando tuve la grata oportunidad de conocernos en la casa del hermano Eugenio Paras, y después fuimos para Argentina, Córdoba, mas con el hermano Ortigozo.
Siempre conservo nuestra cordial amistad fraternal en la fe en Jesucristo.
Cuando alguna vez pases por el Perú, mi humilde hogar es también tuyo; eres bienvenido.
He recibido un cuadernillo de copia fotostática de tu RETRACTACIÓN, del 16/1/81.  Y la he leído minuciosa­mente por dos veces.


Te agradezco mucho, mi hermano, por hacerme llegar tu testimonio valiente de Retractación a la Verdad genuina.
Dicho sea de paso, te felicito por tu valentía personal y por la bondad divina que te haya hecho volver a las Sagradas Escrituras.
Saludos a los hermanos Paras, y a los otros si todavía se recuerdan de este su humilde servidor.
Y no te olvides, siempre escríbeme, y para mí será una satisfacción.
Sin otro particular, me despido hasta otra oportuni­dad, siempre tuyo.
(Fdo.): Moisés Concha Miche

La Nueva Jerusalem Eterna,
Paucartambo ‑ Pasco ‑ Perú.  S. A, 0008
6 de Enero de 1983
Señor
Gino Iafrancesco Villegas
ASUNCIÓN
Por la presente me dirijo ante usted con todo respeto. El objetivo de la presente es hacerle ver la realidad de su caso personal.


Yo tuve la oportunidad de oír su Retractación cuando nos leyó el hermano Moisés Concha Miche, y después le pedí que me prestaran la copia; me la prestó y la leí como 4 veces.
Yo tengo que ser franco con usted:
En ese panfleto de tu retractación lo que hablas es una cosa boba; en otras palabras, tú eres un pobre bobo, un idiota.
Tú eres como una mujer prostituta que estás convi­viendo sexualmente con cualquier hombre.  Y ahora tú piensas que con enviar tu panfleto de Retractación, nos convences a otros bobos como tú; lo primero debes de haberle mandado a tu vieja madre y abuela. ¡Quién sabe te crea eso!
Tú eres como un perro busca hueso; donde te dan un buen hueso ahí te quedas cubriéndote con la Santa Biblia tus artimañas, tu cuerpo mañoso, lascivo, concu­piscente, vanaglorioso, flojo, ocioso, vagabundo, homosexual.  Ahora te han ofrecido unos huesos denominacionales, huesos podridos.  Prácticamente tú has nacido para eso, para andar tras los huesos podri­dos denominacionales.
Tú eres un cobarde, un hipócrita, un sin nombre, un creído, sabelotodo, serpiente, reptil de cisternas rotas.


Ahora es cuando verdaderamente te toca pensar, meditar, arrepentirte.  Antes que definitivamente se te cierre la puerta de la misericordia del Señor de señores y Rey de reyes William Marrion Branham Elohim. Él es el eterno juez supremo.
Si hoy no te cae juicio de maldición eterna, para el final te caerá.
Ahora yo no te digo nada de Soto, es otro enredado en asuntos de otro sistema de adeptismo y proselitismo, negocio económico, de ofrendas, de diezmos de diez­mos, etc., y mujer.
Mira, amigo Gino, yo te aconsejo conscientemente que hoy mismo arrepiéntete y vuelvas a tu Rey de reyes y Señor de señores William Marrion Branham Elohim, Juez Supremo Eternamente.
Contéstame a la dirección del hermano Moisés Concha Miche.
Su atto. y SS. En el Señor.
(Fdo.): Eudulio García Campos.

Paraguay, Ciudad Stroesner, 5‑IX‑1983.
Mi apreciado Moisés:


Te saluda Gino en la misericordia de Dios por Jesucristo.  Habiendo recibido tu carta ya hace algún tiempo, me animo a escribirte de nuevo, pues algunas de tus frases, si no las entendí mal, me dieron esperan­zas de un diálogo más aplomado.  Te había enviado mi retractación de ciertos aspectos branhamitas; y en tu respuesta, repito, si no lo entendí mal, te alegrabas de que la bondad divina me hubiese concedido en Su gracia retornar a la Verdad genuina de las Sagradas Escrituras; por lo cual un rayo de esperanza cruzó en mi corazón de que sin fanáticos prejuicios y sin apresuradas reacciones, y con honesta valentía y sinceridad, a la vez que con prudente humildad, podría abrirte más amplia­mente mí corazón, y hallar en ti una correspondencia madura y sensata, a la vez que sincera; pero con esa sinceridad noble que procura tan sólo el honor de la verdad.  Ojalá que yo haya entendido bien esas frases que me dieron alguna esperanza; de otra manera, te ruego me lo hagas saber claramente.  Pero a pesar de todo, como si internamente hubiese entendido bien, me estoy arriesgando a molestarte un poco más; y es que te estoy enviando, en borrador, un adelanto del libro que deseo publicar, Dios mediante, "encarando aspectos branhamitas”.


Mucho te agradezco el hecho de que te hayas moles­tado en leer mi retractación más de una vez, y además haberla participado a la congregación.  Ahora, pues, como en tu carta me dejabas abierta la puerta de la comunicación, con un poco de esperanzada osadía me atrevo a entrar por ella para presentarte el libro que estoy enviándote en fotocopia.  Comencé a escribirlo en 1981, pero apenas lo terminé este año. Si lo juzgas digno de leerlo, y hallas que sería de utilidad difundirlo, entonces queda también en tus manos.  No quiero, sin embargo, utilizarte como mi propagandista, pero sí deseo para lo que juzgo verdadero y en lo cual tengo responsabilidad, hallar un lugar común donde la causa de la verdad se asiente y cumpla su cometido, con el concurso de los que estamos por ella.  Tengo la impre­sión de que no he sido lo suficientemente delicado; te ruego disculpes mi desborde.  En caso de que quisieres escribirme, puedes hacerlo a la misma dirección donde enviaste la carta anterior: Calle Avalo Sánchez 855, Asunción, Paraguay.
Saludos respetuosos para toda tu familia y la congre­gación, en especial a quien por la misma fecha de tu carta me envió también una.
Esperando tu respuesta, me despido:
(Fdo.): Gino Iafrancesco Villegas.

LA  NUEVA  JERUSALEM - PERU
La Nueva Jerusalem, Paucartambo‑Pasco. Perú. S.A. 0008, 07 de Octubre de 1983.
Sr. Dn.
Gino Iafrancesco Villegas
Asunción
Mi reconocido amigo y hermano Gino:


Reciba saludos de parte de este su amigo y hermano en Cristo, Rufino Terry R., encargado de la oficina del hermano Moisés Concha Miche aquí en La Nueva Jerusalem.
Acabo de recibir una correspondencia de parte suya a nombre del hermano Moisés, y de inmediato lo hice saber a él, que se encuentra en Lima a 4000 kl. de distancia de donde le estoy escribiendo.
Hace un instante estuve conversando con él por Radio Trasmisor y me dijo que le escribiera y lo saludara muy afectuosamente.  Y le hice saber de su libro.  El hermano Moisés, está muy contento y cre lo va mandar a publicar en la imprenta, un millar, si económicamente nos es posible.
Toda la congregación la leeremos esta tarde y creo nos gozaremos grandemente, y próximamente le escribi­rá el mismo hermano Moisés Concha Miche, cuando él regrese del viaje a los Estados Unidos de América, que posiblemente será a mediados del presente mes y año en curso.
Sin otro particular suyo en el Señor Jesucristo,
(Fdo.):  Rufino Terry R.

CARTA - DENUNCIA
Contexto histórico.-


Durante el mes de octubre del año 2005, por esas cosas misteriosas de la soberanía divina, nos encontra­mos en Jerusalem, Israel, William Soto Santiago y quien esto suscribe. Después de haber denunciado por escrito el peligro que significaría su participación en la Convo­cación a Jerusalén como Casa de Oración para Todas las Naciones, con una nutrida participación de delega­dos de más de noventa países del mundo, los organiza­dores de la Convocación en Jerusalem me pidieron que sostuviera los cargos directamente en la cara de William Soto Santiago y sus pastores acompañantes, lo cual sucedió en la tarde del 7 de octubre de 2005 en el kibuts hotel Ramat-Rahel de Jerusalem. Considerados los pormenores de tal sesión, la dirección de la Convoca­ción en Jerusalem decidió retirar la participación de William Soto Santiago en aquella asamblea mundial en Jerusalem. No obstante, se repartieron libros suyos y se le dejó hablar en el Parlamento de Israel, pues pretendía presentar la restauración de Israel a través del “Mesías”, pero sabiendo nosotros a quién se refiere. Las adverten­cias, no obstante, fueron hechas. Acerca de todos estos acontecimientos se trató también abiertamente en un foro a través de la televisión internacional en el canal Enlace, durante el mes de noviembre de 2005. A continuación, la carta denuncia presentada en Jerusa­lem el 4 de octubre de 2005:
Jerusalem, 4 de octubre de 2005.
Apreciado hermano Tom Hess


y apreciados hermanos ancianos que le acompañan:
Se subscribe: Gino Iafrancesco V., de Colombia.
¡Paz en Jesucristo!
Llegado al hotel anoche, me sorprendí al leer la programación de la presente Convocación a Jerusalem para Todas las Naciones, y encontrar que se le daría abierta participación a William Soto Santiago el sexto día de la Conferencia.
Probablemente, por no pertenecer ustedes al área de Latinoamérica, no conocen quién es William Soto Santiago; pero quien aquí subscribe, conoce muy quién es. Y como atalaya, no puedo callar, sino advertir a los organizadores acerca de quién se trata.
En Latinoamérica es bien conocido por presentarse a sí mismo como el Ángel de Jesucristo. Anteriormente, en la década de los años ‘70s, William Soto Santiago era seguidor de William Marrion Branham, a quien presen­taba como Dios manifestado en carne, y enseñando que el nuevo nombre de Jesucristo era William Marrion Branham.
Lugo William Soto Santiago se presentó como el maestro mayor a quien debían sujetarse todos los demás ministerios puesto que a él supuestamente había sido revelado el nuevo nombre. Después de esto, presentó su ministerio como si fuera el de Moisés y Elías de Apoca­lipsis 11 a través de su persona.


Enseñó que la segunda venida de Cristo tenía varias partes: la primera de las cuales, con Voz de Aclamación, decía haberse cumplido en Branham, y la continuación en su precursado William Soto Santiago que supuesta­mente era el Ángel de Jesucristo que presentaba esta otra etapa de Su segunda venida, para anunciar el día de venganza, habiendo cambiado la dispensación.
Se presenta a sí mismo como la única voz autorizada de Dios en la actualidad para recoger a la simiente escogida especialmente de Latinoamérica y el Caribe. Habla sutilmente induciendo indirectamente a sus seguidores.
Heredó además las her4ejías de Branham, tales como el sabelianismo, la simiente de la serpiente y otras. Quien esto subscribe conoce esto de primera mano, pues ha debido combatir tales cosas en varios países de Latinoamérica. Ha sido William Soto Santiago recibido por sus seguidores en varios aeropuertos latinoamerica­nos como si se tratase del Hijo de David, debido a su inducción a sus seguidores.
Se subscribe:
Firmado: Gino Iafrancesco V., de Colombia.


SUEÑOS PROFÉTICOS[1]
Sueño de la crisis branhamita.-

Durante la época en que incursioné en el Branhamis­mo, un tiempo antes de retractarme, tuve un sueño: -Soñé que junto con Ramón Ortigoza piloteaba una avioneta. Yo era el piloto y Ramón el copiloto. Mientras volábamos, un grupo de palomas volaba delante de nosotros. Entonces una Voz de lo Alto nos dijo: -“Sigan siempre la ruta de las palomas”.- Y así lo hicimos por algún tiempo. Pero en un determinado lugar había como un gran obstáculo, una gran montaña difícil de superar. Las palomas volaron por encima de las monta­ñas y siguieron derecho, pero nosotros no pudimos ganar la altura suficiente en nuestra avioneta para seguirlas, de modo que para no chocar, desviamos a la izquierda y caímos a un costado y destruyó nuestra avioneta. Estábamos en un lugar perdido.  De pronto miré y vi que en ese paraje estaba William Marrion Branham. Yo pensé dentro de mí en el sueño: -¿qué hace este extranjero en este lugar?- Entonces me di cuenta que para salir de ese lugar, sólo se podía hacer rodeando un desfiladero de la montaña por una senda muy estrecha. La Voz de lo Alto entonces me dijo: -“De este lugar solamente se puede salir de a uno”.- Efectiva­mente, con Ramón trabajábamos en la obra juntos por unos años buscando la restauración de la Iglesia; pero nos desviamos al Branhamismo. Ese era el obstáculo a superar y el paraje perdido. La gracia del Señor me concedió comprender los errores de Branhamismo una vez que le encomendé entera e incondicionalmente el asunto al Señor. Entonces tuve que salir paso a paso y con cuidado, retractarme y refutar los errores. Pero Ramón Ortigoza no entendió mi posición, ni aceptó mi retractación; y él quedó en ese lugar hasta la fecha (escribo esto en enero de 1995). ¿No escribí algo de esto también en el libro “Encarando aspectos branhamitas” con el texto de mi retractación y cartas relacionadas?

Sueño y avisos acerca de problemas ministeriales.-


Por la misma época del sueño del accidente branha­mita de la avioneta, y la salida de tal paraje, tuve otras advertencias acerca de nuestra relación con Ramón Ortigoza. Soñé que los dos llegábamos juntos a un cruce de caminos donde había mucho barro. Aunque caminá­bamos juntos, sin embargo, al llegar a tal cruce, yo salté por encima de un gran charco con barro. Entonces me volví para esperar a que Ramón saltara, pero antes de que lo hiciera, una Voz desde lo Alto nos dijo: -“Tengan mucho cuidado, porque en este lugar acostumbra a haber siempre un poco de barro. Voluntad y tranquili­dad; y esperen siempre en la voluntad perfecta de Dios”.- Entonces desperté del sueño. Por aquellos días analizábamos con Ramón en la Biblia, y en los escritos de William Marrion Branham y de Paul Jones, lo relativo al matrimonio, divorcio, recasamiento y poligamia. Ese fue uno de los temas en que comencé a disentir de William Marrion Branham mientras estaba en Bolivia a principios de 1976. Precisamente antes de dar un mensaje sobre el tema en Santa Cruz de la Sierra, el Espíritu Santo me indicó los pasajes de las Escrituras que me hicieron disentir de William Marrion Branham al respecto. Pero Ramón Ortigoza siguió la interpretación poligámica que Paul Jones demostró ser la enseñanza de William Marrion Branham, de la cual yo me retracté; pero no Ramón, sino que más bien algunos practicaron. En una madrugada, al despertar de este sueño con Ramón, preocupado me puse a interceder. Entonces al comenzar a dormitar de nuevo, Aquella Voz de lo Alto me dijo: -“Encontré que esta oveja mía era una persona débil”.- Entonces desperté de nuevo y seguí orando. Pero al volver a dormitar, la Voz de lo Alto me dijo: -“Queriendo hacer cabriolas con las riendas, se enredó en ellas”.- Más tarde, mientras conversaba con Ramón acerca de estas cosas y de mi retractación del Branha­mismo en tales aspectos que yo consideré heréticos, a los largo de una avenida, el Espíritu Santo cargó mi espíritu con una profunda carga, tristeza, intercesión y premonición acerca de Ramón. Todo esto fue antes de la caída de algunos en la poligamia, mientras el Señor me sacaba del Branhamismo.
Lobos.-[2]
En el año de 1976, durante un campamento en Caacupé, Paraguay, mientras cantábamos cantos de amor y comunión, el Espíritu me mostró a dos personas allí presentes, y me dijo: -“Estos dos son lobos”.- Al mes se supo que estaban visitando subrepticiamente las casas de los hermanos, predicando la falsa doctrina del falso profeta y falso mesías William Soto Santiago. Las congregaciones entre las que trabajábamos se dividieron a lo ancho del Paraguay.


[1]Estos dos sueños proféticos fueron tomados de la obra de este mismo autor titulada: Los Pequeños Libros, numerales 20 y 21. Bogotá 1999.
[2]Una palabra de ciencia recibida del Señor, que ha sido también tomada de la obra de este mismo autor titulada Los Pequeños Libros, y que trata del tema de este libro.


[1]Cfr. Hebreos 1:3; Filipenses 2:6
[2]Cfr. 1 Corintios 6:17
[3]Cfr. Mateo 5.32; 19:9.
[4]Cfr. 1 Corintios 7:10-13; Romanos 7:2,3.
[5]Cfr. 1 Timoteo 3:2; Tito 1:6.
[6]Ver Hechos 17:26
[7]Ver Génesis 1:27-28,31