"Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás. Reparte a siete, y aun a ocho; porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra".

(Salomón Jedidías ben David, Qohelet 11:1, 2).

viernes, 1 de julio de 2011

(4): NIVELES DISTINTOS EN EL MENSAJE


Capítulo IV

NIVELES DISTINTOS EN EL MENSAJE[1]


Alrededor de marzo de 1973, comencé a conocer en Asunción, Paraguay, el mensaje de William Marrion Branham.  A partir de aquella época, por varios años, he leído y releído sus folletos y libros, estudiando e investi­gando su contenido; lo he hecho también en orden de fecha, es decir, siguiendo el desarrollo cronológico del mensaje en las dos direcciones, de atrás para adelante y de adelante para atrás.  He hecho igualmente investiga­ción de los distintos temas correlacionándolos de entre las varias disertaciones.  Igualmente he escuchado grabacio­nes de sus mensajes, y de mensajes de otros relacionados al suyo.  Puedo decir que milité en las filas branhamitas por varios años y conozco el movimiento desde adentro.  En todo ese tiempo procuré estudiar concienzudamente y con limpia conciencia y sinceridad el mensaje de William Marrion Branham.  Poseo igualmente una biblioteca de su mensaje con abundante material en varios idiomas, y que está a la mano para cualquier consulta.
La razón por la que digo lo que antecede es para poder decir que lo que afirmo en el presente capítulo está docu­mentado de primera mano, y puede ser comprobado directamente.  Muchas citas podrían hacerse que segura­mente no se harán, sino apenas algunas representativas, con el fin de expresar la idea lo mejor posible.  He aquí, pues, lo que he hallado personalmente en mis estudios después  de varios años:

El mensaje de William Marrion Branham presenta distintos niveles escalonados de declaraciones, los cuales podrían clasificarse en varios grupos distintos: Primero, hay un grupo de declaraciones de tipo profético y oracular en las que se reclama autoridad divina, y en las que por lo general se usa la expresión: "Así dice el Señor".  Segundo, hay otro grupo de declaraciones en las que W, M. Bran­ham dice solamente expresar su propia opinión según lo mejor de su entendimiento, y en lo cual da margen para disentir con él con plena libertad.  Tercero, existe otro grupo más de declaraciones en forma de enseñanzas que demuestran alguna variación según la fecha en que fueron proferidas; algunas parecen ser correcciones, y otras simplemente una opinión distinta a la anterior.  Hay también en este grupo una serie de afincamientos progre­sivos en un tema que se va desarrollando paulatinamente, como es por ejemplo el caso de la enseñanza particular de Branham acerca de la simiente de la serpiente, de lo cual, Dios mediante, trataremos más extensamente en capítulos posteriores.  Cuarto, hay otro grupo de declaraciones no corregidas, que a juicio del autor, no son precisamente lo más exactas en su relación con las Sagradas Escrituras.  Pero tenemos en medio de todo esto, dichos que son pruebas de la sinceridad del predicador, el cual algunas veces reconoce la posibilidad de estar equivocado en algún punto, por lo cual él mismo ruega a Dios que no le permita engañar a nadie, sino que pare o detenga aquello que fuese equivocado.  Así que a lado y lado, hay declara­ciones que exigen la mayor sumisión y otras que dan libertad de disentir, y otras en las que Branham mismo dice a su audiencia que si en algo ven que se equivoca, que se aparten de él y sean fieles a la Palabra.  Procurare­mos dar citas.

Es interesante notar esta estratificación en el estilo de expresiones de W. M. Branham, ya que la actitud de sus seguidores en el movimiento branhamita, no es siempre la misma que la de aquel al cual siguen; por el contrario, es común encontrar una aceptación indiscriminada de todas las declaraciones, y una especie de tabú acerca de su infalibilidad; por lo menos un deseo, en algunos casos fantástico, de que todo lo encontrado en los libros y folletos del profeta sea inspirado de Dios y regla de fe.  Lo que W. Branham declara como opinión personal es tomado prácticamente como "así dice el Señor"; y aun de equivocaciones evidentes de las cuales Branham mismo se corrige, se hacen doctrinas en un espíritu bastante dogmático, hasta llegarse al punto de varios extremismos;  por ejemplo, en la ocasión de los mensajes acerca de la revelación de los siete sellos, dados en marzo de 1963, en Jeffersonville, en cierto lugar W. M. Branham da un traspié lingüístico y dice 700 en vez de 7.000, de los israelitas en tiempos de Elías, que el Señor se reservó como remanen­te.  Aunque la amonestación le fue hecha y fue claramente corregida, sin embargo algunos tomaron como dogma de fe que Dios había revelado por medio de su profeta "que no se puede equivocar", que solamente 700 subirían en el rapto de la Novia.
Hubo otros que incluso llegaron a afirmar que W. M. Branham predicaba a dos grupos: las prudentes y las fatuas, usando dos lenguajes intercalados y diciendo una cosa a unos y otra cosa a otros, según fueran fatuas o prudentes; de manera que cada cual escogía ciertas decla­raciones como para las prudentes, y ciertas otras, las que le parecían, dejaba para las fatuas.  Sin darse quizá cuen­ta, atribuían a W. M. Branham engaño premeditado.  Escuché también personalmente la interpretación que cuando se preguntaba sobre un tema y había respuestas distintas cada vez, era porque la primera era la verdadera, y Ia segunde permisiva, como en el caso de Balaam a quien el Señor dijo primero: No vayas, y luego: vé.

Al exponer esto, en ningún momento quiero hacer la burla, ni deseo que se haga de nadie, sino que más bien se muestre misericordia de la cual todos necesitamos en nuestra ignorancia y niñez espiritual.  Lo que me mueve en la exposición de esto es el deseo de ayudar, para comprender mejor la fragilidad humana y el tipo de actitudes que suele tomar el hombre en casos de la natura­leza tratada.  Todo lo que expreso es para reclamar comprensión y no severidad, aunque bien debamos igualmente ser fieles a la verdad, pero en amor.
Consideremos ahora el primer grupo clasificado de declaraciones, el de forma claramente oracular.  Esta clasificación no es rígida, como veremos más adelante, sino que cada grupo de declaraciones se entremezcla con el otro, dándose inclusive el caso de declaraciones de apariencia mixta, las cuales son precisamente por eso, las más dignas de examen.  Era normal escuchar a W. M. Branham decir:  "Así dice el Señor".  Existe en un libro una recopilación de estos "así dice el Señor", leyendo los cuales el lector notará diferentes grados de énfasis; en algunos casos da la impresión de ser una voz sobrenatural de certeza absoluta, como por ejemplo:
"Esta dama sentada aquí con una cosa blanca en el sombrero, ¿tiene usted una tarjeta de oración?  ¿Está enferma?  ¿Somos desconocidos el uno al otro?  Dios nos conoce a ambos.  Hay una luz sobre esta mujer, si la pueden ver, está circulando exactamente sobre ella.  Ella estaba orando; ¿es cierto?  Sabiendo que no tenía oportunidad de venir aquí a la plataforma, pero usted estaba orando.  Exactamente debajo de eso veo una sombra negra, la muerte.  La mujer está bajo la sombra de la muerte.  Ella tiene cáncer.  ¿Cree usted que Dios la puede sanar?  Es cáncer en el seno.  Veo a un doctor mirándola, y él le dice a usted que va a tratar de operarla.  Usted tiene planes para una operación.  Y yo la veo a usted bajar de una plataforma o algo parecido; usted es una predicadora, una mujer predicadora.  Esto es Así dice el Señor.  Señora, ¿es cierto eso?  ¿Lo que Él dijo fue cierto?  Póngase de pie si esto es cierto.  Ahora, ¿creen ustedes?  ¿Pueden discernir que éste es el mismo Jesús cuya vestidura tocó la mujer?  ¡No yo, sino ÉI!  Yo no conozco a esta mujer y ella no me conoce a mí.  Dios nos conoce a los dos”.

Este es solamente un ejemplo de muchísimos casos de la misma naturaleza repetidos vez tras vez en una misma reunión, y año tras año de reunión en reunión.  El citado, aconteció en  Middletown, Ohio, U.S.A., el 12 de agosto de 1959, después de discertar sobre el tema: "Dis­cerniendo el Cuerpo del Señor".
En una ocasión, junio de 1962, Aberdeen, N. C., fue fotografiada sobre una mujer el capirote oscuro de la muerte, del cual hablaba Branham.  Después de la oración por sanidad, la nueva fotografía no reveló más tal capirote.  Acerca de este tipo de "Así dice el Señor", Branham soste­nía no haber errado ninguna vez, y desafiaba a la audiencia públicamente y por las cintas, a mostrar aunque fuese una ocasión en qué tal cosa hubiera fallado.  No conozco ningún caso en que alguien se haya levanta­do a denunciar que falló.  W. M. Branham decía que esto sólo podía acontecer cuando el ángel del Señor que se le apareció estaba cerca de él, o cuando el bólido de fuego anunciaba su presencia, para él y algunos visible, para la mayoría invisible.
Pero este no era el único tipo de "Así dice el Señor" que se oía de la boca de Branham.  En algunas ocasiones él veía una visión tiempo atrás, y luego, mientras predicaba normalmente un mensaje con sus propias palabras, él contaba aquella visión como quien narra una anécdota del pasado, y decía que aquello era "Así dice el Señor".  Tenemos aquí un ejemplo:  El 29 de abril de 1965, en Los Ángeles, California, U.S.A., mientras hablaba del tema "Escogiendo una Novia", dijo entre otros detalles, contan­do una experiencia tenida el 3 de julio de 1964:

"El Espíritu de Dios me dijo:  Ahora vendrá a escena la iglesia moderna.  Y aquí viene a presentarse la iglesia de Asia.  ¡Nunca había visto una agrupación tan indecente!  Aquí vienen las otras iglesias de las distintas naciones.  ¡Su aspecto era horrible!  Les digo esto porque yo estoy compro­metido en decir la verdad delante de Dios.  Y cuando él dijo: Aquí viene la iglesia de América para ser vista, si alguna vez he visto un montón de demonios, fue ese grupo.  Las muje­res estaban despojadas de sus ropas, desnudas, tapándose con una cosa gris al frente, no tenían nada en la parte de arriba y estaban bailando esa música vulgar que bailan los adolescentes, el twist, y esa clase de música vulgar.  Y cuando vi que venía la señorita Estados Unidos de América, por poco me desmayo.  Ahora, esto es Así dice el Señor.  Si usted creen que yo soy Su siervo, créanme ahora; yo no diría esto por nada en el mundo; no hay suficiente dinero en el mundo que me haga decir esto".
(Anotamos que en la Biblia hay solamente iglesias locales, no nacionales, ni continentales.)  Después W. M. Branham siguió su predicación normalmente y al final predijo el hundimiento de Los Ángeles sin decir en ese momento la expresión "Así dice el Señor".  Luego oró y durante la oración dijo al Señor:
"Tú sabes que esta visión de la Novia fue la verdad.  Yo he tomado Tu Nombre para ello, Señor, y he dicho que fue Así dice el Señor, y yo siento que estoy consciente de lo que hago, Señor".
Varios meses más tarde, el 4 de diciembre de 1965, en Yuma, Arizona, refiriéndose a la predicción del terremoto de California, dijo durante la predicación sobre "El rapto":
"Recuerdo mi último mensaje en California a donde pensé que nunca volvería otra vez, cuando predije que Los Ángeles se hundiría debajo del océano; y ¡Así dice el Señor, lo hará!  Ella está terminada, está borrada, está terminada.  ¿A qué hora?  No sé cuándo, pero se hundirá; precisamente después de que los terremotos comiencen a vibrar y saltar".
Vemos, pues, que en abril predijo sin usar la expresión Así dice el Señor, pero 8 meses después, hablando del tema, la usó.  Tenemos, pues, la impresión de que a las visiones se las consideraba en ese rango.

Todo cristiano auténtico, inmunizado por el Espíritu Santo contra el modernismo teológico, acepta las Escritu­ras Sagradas tal cual ellas están en el original, como inspiradas de Dios; de manera que es innecesario buscar otra autoridad para respaldarlas.  Creemos que Ellas tienen el sello divino en Sí Mismas y deben ser aceptadas así como se nos presentan escritas.  Jesucristo, refiriéndose al Antiguo Testamento, dijo que las Escrituras no pueden ser quebrantadas.

En el salmo mesiánico 102 se nos profetiza el Nuevo Testamento; el Espíritu Santo ungió a los apóstoles para escribir el Testimonio del Nuevo Pacto.  Por lo tanto, creemos que todo el Nuevo Testamento es autoritativa­mente de origen divino y debe preservarse tal cual es; enfrentarnos a él tal como nos viene escrito del original, y aceptarlo sin reservas ni cambios, pues se interpreta a sí mismo.  Además tenemos también la promesa de la unción del Espíritu Santo para los cristianos, y de la enseñanza directa y sin intermediarios, del Espíritu Santo.  Esto es en sí lo que constituye el Nuevo Pacto prometido por Dios, y llevado a cabo mediante Jesucristo.  Por todo esto, al autor le resulta curioso, aunque con todo el respe­to debido, encontrar en el mensaje de W. M. Branham algunas expresiones de Así dice el Señor referidas a pun­tos doctrinales.  Claro está que ningún supuesto Así dice el Señor debería modificar la Biblia, y cada cual lee de ella en forma personal, haciéndose así responsable, cada uno, de su uso de ella.  La convicción doctrinal de William Marrion Branham en algunos casos fue presentada como Así dice el Señor.  Hasta qué punto esto sea realmente así, es algo que sólo Dios conoce.  El hecho es que tal decla­ración coloca en un dilema a todos aquellos que con absoluta sinceridad leen en la Biblia en una forma un poco distinta a como la interpreta Branham, atribuyendo a Dios su interpretación.  Que esto sea así, repito, es algo que sólo Dios conoce verdaderamente, y por lo cual sólo William Marrion Branham mismo dará cuentas.  Ahora bien, entre los que nos enfrentamos al hecho de esa declaración, e igualmente, a una declaración llana de la Escritura, nos toca escoger también responsablemente.  Yo personalmente prefiero repetir como está escrito simplemente.  Sé de varios que prefieren repetir como lo afirma W. M. Branham, usando la expresión oracular.  Veamos algunos ejemplos de este tipo de uso de la expresión Así dice el Señor, en asuntos de doctrina:
El 8 de enero de 1961 en Jeffersonville, Indiana, mien­tras enseñaba sobre el capítulo 4 de Revelación, William Branham declaró a lo largo de su charla:
"¡El trinitarianismo es del diablo!  ¡Lo digo como Así dice el Señor!  Mire de dónde viene; viene del Concilio de Nicea, cuando la Iglesia Católica llegó a estar en liderazgo.  La palabra "Trinidad" ni aun es mencionada en el entero libro de la Biblia.  Y tal cosa como tres dioses es del infierno.  Hay un Dios.  Es exactamente correcto".
Otro ejemplo lo tenemos en el registro de preguntas y respuestas sobre Hebreos, hecho el 6 de octubre de 1957 en Jeffersonville, Indiana.  Ante cierta pregunta de algunos hermanos sobre el asunto del velo y/o del cabello de las mujeres, W. Branham se aproximó al tema, y antes de leer y explicar con sus palabras el capítulo 11 de 1 Corintios, dijo:  "Escuchen bien de cerca, esto es Así dice el Señor..."
Y entonces leyó intercalando su explicación dejando en conclusión que la mujer se cubre solamente con el cabello.  También dijo más adelante que el hombre tiene el dere­cho legal de repudiar a su mujer si ésta se corta el cabello.  En mi caso personal, con toda la sinceridad de que soy capaz, yo sigo entendiendo al leer 1 Corintios 11, que además del cabello, cuando se trata de orar y profetizar, las hermanas deben cubrirse con un velo.  No entraré por ahora en explicaciones.  También hallo que la única salvedad para repudiar a su mujer, que dio el Señor Jesús, según Mateo 19, sería en caso de fornicación.  ¿Con qué autoridad podría yo repetir que cortarse el cabello es fornicación?  No lo hallo personalmente en la Biblia; sólo veo que si la mujer ora o profetiza sin cubrirse la cabeza, afrenta su cabeza, la cual es su esposo.  W. Branham entiende esta deshonra lo mismo como fornicación.

En otro lugar, en su famoso mensaje,"Señores, ¿es este el tiempo?", Branham viene hablando y explicando acerca de los mensajeros a las edades, entonces dice: "Eso es Así dice el Señor, tenemos eso claro..."  Y sigue enseñando en una atmósfera informal y usando sus propias palabras.
Todos estos detalles es muy necesario tenerlos en cuenta, pues hay ocasiones en que W. M. Branham usa la expresión Así dice el Señor en una forma generalizada, es decir, sin separar sus propias palabras de lo que sería la revelación; dándose el caso de cierta mixtura; como por ejemplo, durante la predicación de los Sellos, donde al final del libro, en una nota agregada al día siguiente a la predicación del séptimo sello, Branham dice:
"Entonces, ¿ven, amigos? Las visiones nunca fallan; siempre son perfectas.  La visión, luego la Palabra, junta­mente con la historia y las edades de la Iglesia, todo está ensamblado perfectamente.  Verdaderamente puedo decir según lo mejor de mi entendimiento, y según la Palabra de Dios, que la visión, revelación e interpretación de esto es Así dice el Señor".
La pregunta es: ¿se refiere tal Así dice el Señor a toda la predicación?  Por lo menos así lo entiende la mayoría de sus seguidores.  El Dr. Lee Vayle en su libro "El mensa­jero a la edad de Laodicea", dice en su edición en inglés, página 66:
"En marzo de 1963, del 17 al 24, este hombre recibió por revelación directa a través de la Voz hablando desde un Pilar de Fuego, la exacta y perfecta interpretación de los 7 sellos... La Voz que le habló explicando el significado era la misma Voz que dio a Juan el amado la revelación inexplica­da original".
Óscar Galdona, en el N ° 112 de su revista "Quitando el velo", sostiene:

"El hermano William Marrion Branham, como el profeta de esta edad, recibió la revelación de las 7 edades de la Iglesia (Apocalipsis 2 y 3) y de los sellos (Apocalipsis cap. 6) para darlos a conocer al pueblo para su preparación y para que no fuese engañado por el diablo.  Anteriormente tuvimos muchos comentarios e interpretaciones de estos mensajes de la Escritura, pero sólo Dios a través de un profeta podía revelar su verdadero contenido”.
Paul Jones, de Newstraitville, Ohio, predicando sobre el tema: "Cómo sabemos que los truenos han hablado", dejó registrada la siguiente declaración que demuestra la manera de tomar él las declaraciones de W. M. Branham en los 7 sellos:
"Profeta, te hemos creído hasta estos seis sellos, y sólo habla del séptimo y te lo creeremos.  ¿Ve?  Pero Moisés dijo:  Bien, tengo que esperar Así dice el Señor.  ¿Ve?  «Como fue entonces lo es ahora» dijo él.../...¿por qué clamas a mí?  ¿No he probado ya mi identificación?  ¿No te he dicho que te envié para ese trabajo?   ¿Ve?  Ese séptimo ángel iba a revelar todos los misterios. La Escritura dice que lo haría.  Ahora, cuando él se paró allá pudo haber dicho: He aquí una virgen concebirá.  Pero éste pudo decir: He allí, tu alma es la naturaleza del espíritu.  Nunca había sido escuchado antes, nunca lo había sido. Yo te creo, profeta; tú has sido vindicado. Yo sé que tu no puedes hablar algo a menos que sea «Así dice el Señor». Yo lo creo".
Por estas tres declaraciones que son representativas y hechas por prominentes líderes branhamitas, podemos ver de qué manera eran tomadas las declaraciones de W. M. Branham, y en especial las de los 7 sellos, de lo cual Branham mismo declaró:
"Yo creo que de todos los mensajes que he predicado, este (la Señal, 1‑IX‑63) ha sido absolutamente ordenado por Dios, exceptuando por supuesto los 7 sellos como comisión directa de Dios, y otras cosas, lo cual es directa­mente la Palabra..."

Entonces, es a todas luces inferible que las declaracio­nes en los 7 sellos son una especie de "Así dice el Señor" generalizado, que impresiona las conciencias y hace a los seguidores aceptarlo todo sin discriminación como de Dios.  Pero se presenta el caso de que durante tales diser­taciones, bajo ese “Así dice el Señor" generalizado, acon­tecen inexactitudes y errores que seguramente Dios no cometería; como por ejemplo, en la página l12 del libro en español,"El primer sello” dice:
“Usted sabe que Noé vigilaba bien a Enok, porque cuando Enok desapareciera, entonces él sabía que el juicio estaba a la mano".
Pero si tomamos la Biblia y hacemos concienzudamen­te el cálculo, nos daremos cuenta de que Enok ya había desaparecido muchos años antes de que Noé naciera.  Por lo tanto, ¿cómo aplicarle "así dice el Señor” a esa declaración personal de W M. Branham dentro del mensa­je de los sellos?  Durante las preguntas y respuestas de la serie de los sellos, el 24 de marzo de 1963, a la mañana, le preguntaron con respecto a una declaración suya hecha en "el primer sello":
"¿Dónde dicen las Escrituras que el catolicismo engañará a los judíos, y que ellos obtendrán sus riquezas?"
William Marrion Branham contestó a esa pregunta con motivo de sus declaraciones, así:
"Las Escrituras no hacen mucha referencia de que la bestia engañará a los judíos para obtener sus riquezas, pero estamos suponiendo que así será”.
De manera que es una suposición bajo un Así dice el Señor generalizado. Ahora bien, también durante "el primer sello" Branham había declarado:
"Y ahora en esta noche el Cordero está parado con el Libro en la mano y está empezando a revelarlo mientras entramos a este capítulo seis; ¡ojalá el pueblo tenga mente espiritual!..  El Libro enrollado con los siete sellos, está ahora siendo abierto por el Cordero; estamos llegando a ese lugar en esta noche. Que Dios nos ayude".

Todo esto, y en especial a partir de 1974 y desde Puerto Rico fue interpretado como la segunda venida de Cristo a la Tierra; el Ángel del Pacto en William Marrion Branham.
Vemos, pues, que es de suprema importancia examinar el alcance de esas expresiones oraculares en caso de inexactitudes o suposiciones del predicador. Toda revela­ción verdadera de la Palabra tiene que sostenerse dentro de la Biblia, tal cual ella lo habla.  Creo que tanto a Dios y a nosotros nos interesa la pureza.  El Espíritu Santo siempre confirma la letra de las Escrituras cuando las vivifica, pues la letra es la expresión de la revelación en forma escrita, y el Espíritu de ésta nunca dice cosa distinta a ella.  No quisiéramos hacer estas inevitables denuncias de una mala manera, sino con toda consideración y delicadeza, pero al mismo tiempo con la sinceridad nece­saria en aras de la verdad; pues debemos hacer evidente lo necesario.
En cierto lugar, bajo los sellos, se interpretó así al caballo blanco del primer sello; y su desarrollo progresivo en los caballos siguientes:
"Primero fue el anticristo, luego el falso profeta; después cuando el diablo sea echado, se encarnará en él.  Son tres etapas: primero es un diablo; luego es el falso profeta: maestro de doctrina falsa; luego será el diablo mismo encar­nado”.
En el cuarto sello dice:
"Las tres etapas de su ministerio lo hacen una sola persona: Satanás encarnado.  Fueron: el anticristo, el falso profeta y la bestia".
Junto con esto sería bueno considerar las Escrituras que hablan con respecto a la bestia y al falso profeta, que son dos y estarán al mismo tiempo: Apocalipsis 13:11‑18 junto con Apocalipsis 16:13 y Apocalipsis 19:20.

Entonces se hace evidente a nuestros ojos que bajo esos "así dice el Señor" generalizados, pueden aparecer inexactitudes, suposiciones, convicciones personales del predicador habladas en un tono normal de predicación, mezclado con el recuerdo de visiones, y aun con el sentido de la presencia del bólido de Fuego.   El vaso y el conteni­do se entremezclan, y es muy difícil determinar qué es qué. Todo esto ha llevado entre los seguidores a varias y diversas interpretaciones, algunas de ellas que ya rayan en declaraciones de anticristo, como son los casos de Laurei en India, Julio Alvarado en Bolivia, William Soto Santiago en Puerto Rico, y en una época Moisés Concha Miche en Perú.  Acerca de lo cual Branham mismo declaró que alrededor de su mensaje flotaban muchos espíritus de anticristo queriendo confundir a los hermanos.
El mandamiento de volverse a bautizar de nuevo, esta vez en el Nombre de Jesucristo, fue dado como Así dice el Señor, el 12 de noviembre de 1961 en Jeffersonville, distribuido en una cinta titulada: "Una verdadera señal que es pasada por alto".  Igualmente fue declarado como Así dice el Señor el que el apóstol Pedro nunca estuvo en Roma.  Esto fue proclamado el 17 de diciembre de 196l en Jeffersonville durante un mensaje titulado "Cristianismo versus idolatría”.
A tales declaraciones se suma la creencia en la infalibili­dad del profeta, que prácticamente reposa en las concien­cias, un tanto sobrecogidas, de muchos seguidores.  William Marrion Branham lo llegó a dar a entender con palabras como estas:

"Así dice el Señor, permanece por medio de Su Palabra que no falla y permanecerá y será vindicada.  Hay un profe­ta mensajero para esta edad.  Basándome únicamente en el comportamiento humano, cualquier persona sabe que donde hay mucha gente, aun también hay opiniones dividi­das acerca de puntos menores de una doctrina mayor, en la cual todos concuerdan; ¿quién, pues, tendrá el poder de infalibilidad, lo cual ha de ser restaurado en esta última edad?  Porque esta última edad volverá a manifestar la Novia de la Palabra pura.  Eso quiere decir que tendremos de nuevo la Palabra como fue entendida perfectamente en los días de Pablo.  Le voy a decir quién tendrá este poder.  Será un profeta tan cabalmente vindicado, o aun más cabalmente vindicado que cualquier otro profeta en todas las edades desde Enok hasta hoy; porque este hombre de hecho tendrá el ministerio profético de la piedra que coro­na; y Dios lo mostrará.  Él no necesitará hablar por sí mismo; Dios hablará por él por medio de la Voz de la señal”.  (Libro de las edades, página 370).
Claro está que esto era perfectamente una alusión a sí mismo que todos podrían comprender. Y se hace mucho más serio cuando entra en el terreno de "infalibilidad” aun en asuntos menores de doctrina.
Ahora bien, leemos de la Biblia en Romanos capítulo 14, que recibamos al débil en la fe sin contender sobre opiniones, pues uno cree así y otro asá en asuntos de menor importancia; para lo cual, sin juzgarnos ni menos­preciarnos unos a otros, debemos dejar que cada uno esté plenamente convencido en su propia mente, haciéndolo para la gloria de Dios, el Único Juez que juzgará, y para Quien vivimos.
Los escritos de Pablo conservamos hasta hoy, y la eficacia del Nuevo Pacto igualmente; no seremos dejados huérfanos ni hasta el fin del mundo. Tenemos un solo Mediador: a Jesús el Cristo.
El 30 diciembre de 1962 en Jeffersonville, disertando sobre "el absoluto", se le deslizó a Branham la declaración:
“El Absoluto de la mujer era el profeta; el Absoluto del profeta era Dios.  Hoy veo la misma situación".
Esto, junto con el contexto de la segunda mitad del mensaje, colocaba a W. M. Branham como una especie de mediador; de manera que llegó a serlo realmente así en la conciencia de varios.  Mario Pérez, ministro portorrique­ño declaró:
"El hermano Branham es mi Absoluto."

Igualmente, Óscar Candelario, confundido como yo en un tiempo, oró al final de un servicio donde se trataba del lugar escogido de Dios para adorarle, diciendo que lo hacía a través del mensajero y santo profeta en quien se suponía estaba el Nombre Nuevo de Jesús: William Marron Branham.  Estas dos últimas declaraciones las escuché yo mismo en grabaciones distribuidas por Latino­américa.
Lastimosamente tenemos el ejemplo de varios grupos que se hicieron heréticos por no tomar a la Biblia directa­mente por Jesucristo, sino a través de otra lupa.  Los mormones la miran a través de José Smith; los adventistas a través de Elena G. de White; los católicos a través del papa; Ciencia Cristiana a través de Mary Eddy Baker, etc.  Cada intérprete se constituye en alguien, argumentando ser el único canal escogido; pero "maldito el hombre que confía en el hombre".  Cada uno es responsable de con­fiarse exclusivamente a Jesucristo.  También la Escritura declara que el crecimiento espiritual en amor y verdad que Dios otorga al Cuerpo es en la armonía de éste, entre todas sus partes y entre sí, en virtud de Cristo.

En el Cuerpo hay una sola autoridad innata, y es la de la Cabeza; los demás somos miembros entre sí con apenas autoridad delegada; es decir, como canales de la Única Autoridad de Cristo cuya plenitud es en el Cuerpo, el cual, de sí mismo y aparte de Cristo es nada.  Nadie tiene autoridad en sí, excepto Cristo.  Toda la autoridad que pueda manifestarse es únicamente en la medida en que Cristo mismo sea manifestado, y esto siempre establece la Escritura en lugar de prominencia.  No es porque alguien importante diga algo, lo que constituye a ese algo en verdadero; al contrario, es eso verdadero en sí, lo que hace alguien a quien lo sostenga.  No es por ser un hom­bre tal o cual, lo que hace verdaderas sus palabras.  Las palabras verdaderas o no, lo son en sí mismas, indepen­dientemente del hombre que las diga. Cuántas veces se ha equivocado el hombre por atribuir autoridad a los errores de personas importantes; y cuántas veces ha errado también al no ver la autoridad inherente de la verdad en personas consideradas insignificantes. No hace el hombre a la verdad, sino que la Verdad hace al hombre. Que nadie piense que algo es verdadero porque lo dice un hombre. Esa prerrogativa pertenece solamente a Jesucris­to, el cual fue la Verdad antes de hacerse hombre. El Verbo que estaba con el Padre y que se hizo carne; inde­pendientemente de Él nada podemos hacer. Que tampoco se piense que algo es necesariamente falso porque no lo dice así fulano de tal.
Vemos, pues, hasta aquí los distintos énfasis que apare­cen en este primer grupo no clasificado de declaraciones, que es el que mayormente condiciona las conciencias de los seguidores. Hay también un segundo grupo, que aunque en boca de W. M. Branham es apenas su opinión personal, es sin embargo en boca de varios de sus segui­dores "regla de fe", llegándose en muchos casos a imitarse incluso las condiciones de culto del tabernáculo Branham de Jeffersonville, y pretendiéndose imponer en otras localidades, violando así la soberanía de la administración local de las iglesias como se muestra en la Biblia. Se pedía uniformidad aun en el asunto de colocar la fotografía con el halo de luz, o la de la nube, en los salones de reunión. No obstante, W. M. Branham en varias ocasiones declara­ba expresar simplemente su opinión. Por ejemplo, en la serie de reuniones de preguntas y respuestas registrada en el mes de agosto de 1964, aún después de predicar los sellos de lo cual se sostenía era la plenitud de1a Palabra, W. M. Branham declaró:

"Ahora bien, si la pregunta no te satisface, entonces quizás yo he cometido un error; ¿ven? yo pude haber cometido un error, porque estas cosas son sólo lo mejor de mi entendimiento. Y quiero que los ministros puedan tener su congregación... quiero que la congregación entienda que esto es sólo nuestra enseñanza aquí en el tabernáculo. No estoy tratando de forzarla sobre ningún grupo de gente. Quiero ser un cristiano en mi corazón que enseño lo que creo.  Permanezco en ni convicción; si me comprometo en eso soy un traidor a Cristo y un hipócrita delante de uste­des.  Debo permanecer fiel en lo que creo ser la verdad. Pero cualquier otro hombre tiene el derecho de hacer lo mismo. Dios es el Juez de todos nosotros".
Más adelante, después de una respuesta, muy buena a mi juicio personal, la concluye, sin embargo, diciendo:
"Ahora, hermano, eso puede que no esté correcto. Si no lo está, entonces lo obtendremos en otra ocasión..."
Por causa del sobrecogimiento de las conciencias, muchos pensaban y difundían que quien opinara diferente a W. M. Branham no podría ser salvo, o por lo menos, no sería la Novia escogida para ser raptada; entonces le hicieron la pregunta: "¿Qué acerca de la gente que cree en el Señor y no en la forma como usted predica para este mensaje del tiempo del fin? ¿serán salvos?" Él respondió que no por decirlo él debieran creer, sino por ser la Biblia; en esta ocasión colocó, pues, la autoridad en la Biblia y no en sí mismo.  Muchas veces declaró apenas opinar y comer pastel de cereza mientras el otro comía de manza­na; sin embargo, los dos comían pastel y permanecían juntos a pesar de las diferencias. Lastimosamente el pueblo no lo tomaba en el mismo espíritu, sino que con actitud dogmática se pretendía imponer un cierto entendi­miento; pero esto es lo común en cierto nivel del creci­miento espiritual. Nos agrada, sin embargo, saber que W. M. Branham hizo la siguiente oración que seguramente fue escuchada si se hizo con sinceridad y en el Nombre de Jesucristo:
"...y si he cometido un error, Señor, Tú conoces mi cora zón; no era mi intención hacerlo. Ruego, Dios, si hay algo mal, que nunca, nunca lo dejes continuar; que se detenga la cinta. No me dejes engañar a nadie, Señor. Permíteme ser tu siervo fiel, por cuanto ese es todo el deseo de mi corazón." (Jeffersonville, Agosto 23 de 1964).

Creo que esta oración es sincera. Sé que muchas veces el hombre es capaz de tomar la forma aparente de humil­dad, sinceridad y generosidad, para esconder un deseo secreto de aparentar espiritualidad con el fin de atraer hacia sí la admiración de los demás, pero en este caso, yo creo personalmente que la oración fue una preocupación sincera ante la magnitud de inquietudes que reflejaban las preguntas por causa de la manera de tomarse ciertas declaraciones.
El Tercer Grupo clasificado de declaraciones en el mensaje de W. M. Branham, es el de opiniones diversas según la época en que fueron proferidas. Es de mucha importancia observar la fecha de las declaraciones, pues muestran el desarrollo progresivo de su pensamiento y actitud.  En 1961 durante el mensaje "El Trono", y en1962 durante el mensaje "La más grande batalla jamás pelea­da", se refiere en el siguiente orden a la composición del hombre: espíritu, alma y cuerpo. Sin embargo, después, y principalmente en los mensajes predicados en su último año de vida, 1965, el orden presentado es: alma, espíritu y cuerpo, llamando al alma: la naturaleza del espíritu, y aplicando a éste lo correspondiente a la psiquis. Años después, Paul Jones, siguiendo atentamente las declara­ciones de Branham en lo referente al alma, formuló la doctrina de las dos almas: la vieja y la nueva. No todos estuvieron de acuerdo con esa interpretación; pero fue abiertamente extraída de los folletos. Yo mismo, en 1976, influenciado por las lecturas de Paul Jones, o entresacan­do como él citas de William Marrion Branham, me adherí a esta interpretación, de la cual me retracté poco más de un año después; me ayudó mucho en un mejor entendi­miento del asunto, la enseñanza bíblica de Nee To Sheng, especialmente la contenida en su libro "El hombre espiri­tual".

Otra enseñanza que sufrió modificación en el mensaje de W. M. Branham fue la referente a las 70 semanas de Daniel. A mediados de 1961, Branham esperaba obtener un Así dice el Señor al respecto de ese tema. En ese tiempo predicó una serie titulada: "Las 70 semanas de Daniel", donde en definitiva sostuvo que aún quedaba todavía faltando por cumplirse una semana. Se hizo un dibujo que se imprimió y se repartió, ilustrando así la cosa. Después enseñó que la mitad de la última semana se había cumplido en el ministerio de tres años y medio del Mesías, y que restaban solamente tres años y medio de la gran tribulación. En 1961, el 6 de agosto declaró:
"Y una semana restaba, una semana todavía está determinada". (Las 70 semanas, pág. 109).
Luego en la página 129 del mismo libro dice:
"En el momento en que Él comienza esa septuagésima semana o 7 años, la Iglesia se ha ido”.
Sin embargo, en 1964, el 30 de agosto en Jeffersonville durante una reunión de preguntas y respuestas, un herma­no, refiriéndose a estas declaraciones, acotó:
"Hermano Branham, cuando diste el mensaje acerca de las setenta semanas de Daniel, creo que mencionaste que toda la última semana, o últimos 7 años comenzarán cuando la Novia sea arrebatada en el rapto."
Entonces W. M. Branham respondió:

"No, no, no, no, no, no, no, no; captaste eso mal. ¿Ven?  No todos los 7 años. La semana comenzó cuando Jesús vino a la tierra. Él dijo: el Mesías Príncipe vendrá y profetizará y será quitado a la mitad de las 7 semanas. Y Jesús predicó exactamente tres años y medio, lo cual es la mitad de los 7 años, los 7 días, semana, días de semana. ¿Ven? y quedan tres años y medio... Y es una pregunta muy buena; pero, ¿ven? No captaste justo lo que dije. Nunca he creído que aquí estarían todas las 70 semanas. El Mesías es quitado. ¿Cuántos recuerdan eso al predicarlo aquí? ¡Ciertamente! ¿Ven? 7 años... pero creo que te confundiste un poco en lo que dije. ¿Ven? Cuando Jesús entró a Jerusalén entró directo y fue crucificado. Él profetizó la mitad de la semana 70, que es 3 años y medio. Fue quitado y su alma sacrificada. Hay aún 3 años y medio prometidos para los judíos. Y durante ese tiempo fue un recogimiento de los santos para el rapto, la iglesia".
Vemos, pues, que a pesar del lapsus lingüístico de la respuesta de 1964, se entiende que ahora opina diferente a como lo expresó en 1961, dando incluso a entender que quien se equivocó fue el hermano, aunque éste no hizo sino repetir lo escuchado en la cinta. Los sellos cobijan bajo un Así dice el Señor generalizado la opinión de 1964.
Pienso que no debemos ser muy severos en el juicio de estos errores de opinión en asuntos de conjetura y gramá­tica; pero hacemos notorio el caso para ayudar principal­mente a aquellos que ciegamente se aferran a declaracio­nes humanas e informales, y las toman como absoluto así dice el Señor, enredándose a sí mismos y a otros. Sólo con el fin de ayudar a éstos, y no de juzgar a aquel, es que hacemos notorias estas cosas; no nos mueve el motivo de apuntar el dedo acusando, sino más bien el de extender la mano ayudando.
El Cuarto Grupo de declaraciones estaría, pues, confor­mado por aquellas declaraciones inexactas y erróneas que se considerarán, Dios mediente, en los capítulos referentes a peculiaridades doctrinales. Este ha sido, pues, hasta aquí el panorama estratificado hallado en el mensaje de Wi­lliam Marrion Branham, de mi parte, habiéndole escudri­ñado responsablemente, según creo, por varios años. Comparto, pues, así mi visión de sus expresiones; es una clasificación según el énfasis de sus declaraciones que es necesario tener en cuenta para no hacerle decir lo que no dijo, o para no decirlo en otro espíritu al dicho por él. He mostrado, pues, también algunas citas especiales para evidenciar mi clasificación, de manera que pueda ayudar a aquellos que, por un lado lo rechazan todo prejuiciada­mente, o por otro lado, lo consideran todo cual tabú fantástico, infalible; lo cual también constituye un prejuicio a favor.


[1]Este capítulo fue escrito en Ciudad del Este, Paraguay, marzo de 1981.