"Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás. Reparte a siete, y aun a ocho; porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra".

(Salomón Jedidías ben David, Qohelet 11:1, 2).

martes, 21 de junio de 2011

ACERCA DE LA DIVINIDAD

ACERCA DE LA DIVINIDAD

El presente trabajo está basado en las notas que el hermano Luis Ubirajara Pereira de
Oliveira, de Curitiba, tomó de una ministración del autor en la Gávea, Río de Janeiro, Brasil, el
día 25 de Agosto de 1984, durante una reunión de obreros cristianos. Compleméntase con
extractos de una carta dirigida a los hermanos en Curitiba.
Antes de leer este trabajo, se aconseja invocar sinceramente el Nombre del Señor Jesús, y
que se lea orando en el Espíritu.

ACERCA DE LA DIVINIDAD
- Revelación - Expresión.- Discernimiento - Nomenclatura - Ser - Esencia - Naturaleza - Tras
cendencia - Inmanencia - Subsistencia - Persona - Unidad - Trinidad - Verbo - Encarnación - C
onfesión.

REVELACIÓN

Dios es conocido por revelación.
Mateo 11:27: El Padre revelado gracias al Hijo.
Mateo 16:15-17: El Hijo revelado gracias al Padre.
Juan 6:45: Enseñados por Dios.
1 Corintios 2:10-14: Conociendo lo profundo de Dios por el Espíritu.
Gálatas 1:16: El Hijo revelado a Pablo.
Efesios 1:17: Espíritu de sabiduría y de revelación.
Basten estas citas para comprender que no es suficiente la mera mente humana del hombre
natural para conocer a Dios en Jesucristo. Se hace necesaria la revelación divina. El guiarnos a
toda verdad es trabajo del Espíritu Santo (Juan 14:26). Las meras imaginaciones de la mente
natural representan un entendimiento superficial; y habiendo variedad de mentalidades y de
entendimientos superficiales, surgen diversas escuelas que provocan división.

EXPRESIÓN

Miremos no tan solamente al contenido sino también a su rótulo.
2 Timoteo 1:13: Reteniendo la forma de las sanas palabras.
2 Corintios 1:13: No escribiendo otra cosa de lo que se lee. .
Es también necesario, al hablar del Señor, usar las palabras apropiadas y en su correcto
significado. Conociendo el significado de las palabras, podemos atender a lo que es propio o
impropio de lo que se dice del Señor.
1 Corintios 2:13: Hablando lo revelado con palabras enseñadas por el Espíritu.
El contenido debe ser la correcta revelación, y el rótulo debe ser la expresión apropiada de las palabras que expresan con exactitud la revelación.
Una persona puede tener la correcta revelación de Dios, pero quedarse corto al expresarla.
Otro, por el contrario, puede repetir mentalmente una fórmula correcta, pero estar privado del
Espíritu y de la realidad detrás de las palabras, careciendo de revelación. Lo perfecto es correcta
revelación junto con la correcta expresión de ella. También se da el caso que una misma palabra
puede tener diversos significados para diferentes personas. Tan sólo la revelación gracias a la
enseñanza del Espíritu Santo nos permite discernir el verdadero significado de las palabras y el
verdadero contenido.

DISCERNIMIENTO

Cada espíritu es conocido por su confesión.
El Espíritu Santo se caracteriza por Su correcta confesión del Cristo. De la misma manera, el
espíritu de anticristo se caracteriza por su confesión equivocada acerca del Cristo.
l Juan 4:1-3: Probando los espíritus.
2 Juan 7-9: El engañador.
La serpiente, con el fin ulterior de sustituir a Dios por sí mismo, procura presentar a otro Jesús.
Cuando Satanás no logra quitar del corazón del creyente el amor a Jesús, entonces por medio
de espíritus de error intenta hacerle amar a un Jesús cambiado, diferente e inefectivo. Por eso
debemos detenernos a considerar el contenido de la nomenclatura de palabras que
comúnmente se aplican a Dios.
2 Corintios 11:4: Hay quienes anuncian a otro Jesús, otro espíritu y otro evangelio (Gá. 1:7-9).

NOMENCLATURA

Existe, pues, una serie de palabras que se utilizan comúnmente aplicadas a Dios. Deberíamos
conocer el significado de ellas antes de aplicarlas; también para conocer si lo que se dice de
Dios es apropiado o no.
Por ejemplo, dícese de Dios que es un ser, que posee la naturaleza divina, que subsiste y que
es tres Personas, es decir, una trinidad. etc., etc.
Investiguemos, pues, qué se quiere decir con:
Ser - Esencia - Naturaleza - Subsistencia - Persona - Unidad - Trinidad - Verbo - Encarnación.
Si conocemos las palabras, sabremos por revelación si expresan adecuadamente la verdad.

SER

Ser es todo lo que es, "el ente en cuanto tal", todo cuanto existe o puede existir (lo posible es
en cuanto es posible).
Ser es lo mínimo que se puede decir de algo y de todo:
Aquello es, tiene ser, es un ser.
Todo es. Por lo tanto: Dios es, así que es Un Ser.
Pero al igual que Dios, cualquiera otra cosa es también un ser, aunque no de la misma
manera. Decir que Dios es Un Ser es verdad, pero no toda la verdad. ¿Qué clase de ser es Dios?
Aquí arribamos a1 asunto de esencia y naturaleza.

ESENCIA

La palabra esencia en el griego es "ousia", oυσια.
La palabra "ousia" también se traduce: "substancia", en el mismo sentido de esencia.
Esencia o substancia (ousia) es lo que constituye a un ser.
Esencia es todo aquello que hace que algo sea.
Dios Es. Existe, por lo tanto la Esencia Divina es lo que Dios es, y la cual Dios es.
En Esencia o Substancia (ousia), Dios es Uno solo.
Existe Una Sola Esencia Divina.
El Padre, el Hijo y El Espíritu Santo participan de la Misma Esencia y son Esa Misma Esencia
Única, siendo por lo tanto Un Solo y Único Dios en Esencia.
La esencia divina es lo propio de Dios y que es incomunicable a otros seres.

NATURALEZA

La palabra naturaleza en el griego es "fisis", φύσις.
Se usa, por ejemplo, en los siguientes versículos:
Génesis 1:12: Hierba que da semilla según su naturaleza.
Romanos 2:14: Los gentiles por naturaleza hacen lo que es de la ley.
Romanos 11:24: Olivo silvestre por naturaleza.
Gálatas 4:8: Los que por naturaleza no son dioses.
Efesios 2:3: Por naturaleza hijos de ira.
Santiago 3:7: Naturaleza humana y naturaleza de bestias, aves, serpientes.
2 Pedro 1:4: Participantes de la naturaleza divina.
Judas 10: Cosas que conocen por naturaleza.
"Naturaleza" no se refiere meramente al ser, sino más bien a un modo particular de ser.
La palabra "ser" se aplica a todo cuanto es, sin embargo, no todos los seres son iguales, sino
que difieren unos de otros en su modo de ser, es decir, en su naturaleza. Todo cuanto existe es un ser, pero existen multitud de seres diferentes entre sí por naturaleza.
Dios es un ser, pero existe de modo diferente a una planta, a un animal, o a un hombre, que
también son seres, pero que existen en una naturaleza diferente.
Los seres todos en general se diferencian, pues, entre sí por su modo particular de ser, es
decir, por su naturaleza.
Vimos, por ejemplo, que las Escrituras nos hablan de:
– naturaleza Divina (2 Ped. 1:4)
– naturaleza humana (Stg. 3:7)
– naturaleza angélica (Jd. 6,7)
– naturaleza animal (Stg. 3:7)
– naturaleza vegetal (Gé. 1:12; Ro. 11:24)
– natural mineral (Gá.4:8) (dioses de piedra o metal).
Todos estos son igualmente seres, pero difieren por naturaleza.
La Naturaleza Divina es el modo particular del Ser Divino. Es aquello que caracteriza al ser
divino y lo diferencia de los demás seres. Difiere de los demás en esencia y forma.
La Naturaleza Divina es Una Sola, y es aquello que hace que el carácter de Dios sea como es.
Dios es Uno Sólo por esencia y por naturaleza, pues el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo
tienen y son la Misma Esencia y la Misma Naturaleza.
Naturaleza divina se diferencia de esencia divina en que la esencia es incomunicable, en
cambio la naturaleza sí es comunicable para hacernos semejantes a Él.
Ahora bien, los creyentes en Cristo, al recibir a Dios en su espíritu son regenerados y hechos
hijos de Dios, unidos al Señor en espíritu, llegando a ser uno con Él, por lo tanto, por Su vida en
nosotros, llegamos a ser también participantes de la naturaleza divina (cfr. 2 Pe. 1:4). La diferencia entre Dios y nosotros, es que Dios tiene el ser, la esencia y la naturaleza de Sí Mismo;
en cambio nosotros los regenerados lo recibimos todo de Él.
Dios es Uno Solo por esencia y naturaleza, pues la Esencia y la Naturaleza Divina son también
una sola: la esencia es omnipotente, omnisciente, omnipresente, perfecta; y la naturaleza, bella,
santa, justa, bondadosa, amorosa; y el Padre, el Verbo, y el Espíritu Santo tienen la misma
esencia y la misma naturaleza. También la misma substancia, "ousia", es decir, la misma
esencia, siendo Un Solo Ser Divino, trascendente, es decir, totalmente diferente de la
creación; pero también inmanente, es decir, que sostiene y sustenta en Sí toda creación
[Hchs. 17:28; He. l:1-3; Col. 1:16,17].

TRASCENDENCIA

Debemos reconocer la trascendencia divina, pues Dios es el Creador y no la creación. Dios es:
– anterior .......... (Col. 1:17)
– superior .......... ( Ef. 4:6), y
– ulterior a la creación (Ro. ll:36).
(Ulterior en el sentido de ser el fin y el sentido de la creación)
La suma de todas las cosas no es Dios, aunque el todo subsiste en Dios. Dios está más allá
del todo, y es trascendente.

INMANENCIA

Aunque verdaderamente Dios es trascendente y está más allá de todas las cosas, no
obstante, también, Dios está inmanente en todas las cosas, pues todo recibe su ser de Él, quien
lo crea de la nada, y lo sostiene, Así que Dios está sobre todos, por todos y en todos (Ef. 4:11;
Ro. l1:36).
Hechos 17:28: En Él vivimos, nos movemos y somos.
Hebreos 1:1-3: Sustenta todas las cosas con la palabra de Su Poder.
Colosenses 1:16,17: En Él fue creado todo y en Él todo subsiste.
Efesios 4:6: Por todos y en todos.
Romanos l1:36: De Él, por Él y para Él son todas las cosas.
Los panteístas, aquellos que dicen que Dios es la suma de todas las cosas, confunden a Dios
con el todo, y al negar la trascendencia divina, son en verdad ateos, aunque hablan de Dios.
Acontece a los panteístas lo de Romanos 1:21-23, que cambian la gloria del Dios incorruptible,
por la de las cosas corruptibles. El panteísmo es, pues, un ateísmo disfrazado.
Dios es Un Solo Ser Divino con Una Sola Esencia Divina y Una Sola Naturaleza Divina, pero
que al encarnarse llegó a participar en cuanto Hijo también de otra naturaleza distinta, la
naturaleza humana.
Jesucristo tiene, pues, dos naturalezas: la divina (en cuanto Verbo de Dios lleno de la Plenitud
del Padre), y también tiene la humana (en cuanto se encarnó):
– en el tiempo y el espacio,
– en nuestro planeta Tierra, y
– en nuestra historia.
Semejante a nosotros cual hombre en todo, con espíritu humano, alma humana y cuerpo
humano, pero sin pecado.

SUBSISTENCIA

La palabra subsistencia en el griego es "hipóstasis" (_πόστασις).
Cuando hablamos del ser, comprendemos en general a todo cuanto es. Y cuando hablamos
de esencia nos referimos a aquello que hace que el ser sea como es.
Igualmente, cuando nos referimos a naturaleza estamos hablando de un modo del ser. Todas
estas palabras son generales; es decir, que se aplican en general a varios seres. Pero cuando
decimos que un ser de determinada naturaleza subsiste, nos estamos refiriendo a un ser
específico, particular y determinado; individualizado. Decir: -el ser humano, es algo general.
Decir: -la naturaleza humana, igualmente es algo generalizado. Pero cuando decimos: -un ser
de naturaleza humana subsiste en un hombre particular, entonces es una hipóstasis
específica.
Subsistencia implica, pues. individualidad.
Un ser específico, una cosa específica individual, es una subsistencia, una hipóstasis.
Ser se aplica a todos, pero subsistencia se aplica a cada uno particularmente. Por ejemplo,
tanto decir el ser y la naturaleza caninas, se aplica a todos los perros; pero subsisten en cada
perro específicamente.
Subsistencia o hipóstasis es, pues, el ser de una naturaleza específica individualizado
distintivamente. Ejemplo, este pájaro; aquel ángel, este ser, aquel ser. Cada uno de ellos es una
subsistencia del ser, es decir, una hipóstasis.
Ahora bien, según Hebreos 1:3, Jesucristo, el Hijo de Dios, es la imagen misma de la
Hipóstasis del Padre; el Carácter expreso, o la exacta representación de la Subsistencia del
Padre.
El verso implica que en la Divinidad, el Padre subsiste, y la Imagen expresa de Su Hipóstasis
es el Hijo. Dios es Un Solo Ser de Una Misma Esencia de Naturaleza Divina que subsiste como
el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo.
Cierto ¡Dios es Uno! ¿pero, cómo es Dios? Jesucristo, el Hijo de Dios, nos ha revelado al Padre.
El Espíritu Santo ha glorificado al Hijo, y Dios se nos ha dado por el Espíritu Santo.
El Mismo y Único Ser Divino
– subsiste en el Padre,
– subsiste en el Hijo,
– subsiste en el Espíritu Santo.
La Misma y Única Esencia Divina
– subsiste en el Padre,
– subsiste en el Hijo,
– subsiste en el Espíritu Santo.
La Misma y Única Naturaleza Divina
– subsiste en el Padre,
– subsiste en el Hijo,
– subsiste en el Espíritu Santo.
Sin embargo, en el Mismo y Único Ser de Esencia y Naturaleza Divina, el Padre subsiste
como el engendrador del Verbo, quien es Su Sabiduría eterna engendrada inmanentemente
(Prov. 8:23-31).
También subsiste el Padre como el que exhala con el Hijo al Espíritu, quien procede (Jn.
15:26).
En cambio, el Verbo, también en el Mismo y Único Ser de Esencia y Naturaleza Divina en Sí,
subsiste como la Sabiduría engendrada y como el Resplandor de Su gloria, como la Imagen
del Invisible (Prov. 8:23-31; Jn. 1:13,18; He. 1:1-3; Col. 1:15).
Dios subsiste invisible en el Padre (Jn. 1:18; Col. 1:15), mas, el Mismo Dios subsiste revelado
en el Hijo (ídem).
Por Su parte, Dios, el Espíritu Santo, subsiste como procedente [Jn. 15:26].
Dios, el Único Ser de Esencia y Naturaleza Divina en Sí, cual Engendrador del Verbo, quien
es Sabiduría y Poder, y cual Exhalador del Espíritu, que es Amor y Don, subsiste como el
Padre.
Este mismísimo Dios, mas cual Imagen del Invisible, Unigénito y resplandor de gloria,
subsiste como el Verbo.
Y este Mismísimo Dios, cual Amor común del Padre y el Hijo y Don Procedente del Padre y
del Hijo y compartido, subsiste como el Espíritu Santo.
Pero como Dios es Uno Solo cual Ser, y por ser Una Sola la Esencia y Una la Naturaleza
Divina, entonces:
– donde está el Padre, está el Verbo y el Espíritu;
– donde está el Verbo está el Padre y el Espíritu; y
– donde está el Espíritu, está el Padre y el Verbo.
Pues Dios es Uno Solo e Inseparable.
No obstante, no debemos confundir la Subsistencia del Padre con la del Engendrado, ni con la
del Exhalado.
Pues el Padre no es Unigénito, mas el Verbo por quien se revela, sí.
El Padre no procede, mas el Espíritu por quien se da, sí.
Cada Uno subsiste de una manera propia y eterna.
A pesar de todo, el Mismo Dios que engendra es Revelado; el Mismo Dios que exhala es Don
procedente; porque el Ser Divino es Uno Solo, la Divina Esencia Una Sola y la naturaleza divina, una.
Es la misma Esencia la que engendra y exhala, es engendrado y resplandece y se da.
Cuando vino el Hijo, el Padre vino con Él (Is. 9:6; Jn. 14:6), y el Espíritu también (Lc. 1:35; Hch.
10:38).
Ahora que está con nosotros el Espíritu Santo, en Él tenemos también al Padre y al Hijo (Jn.
14:16-26; 2 Co. 3:17).

PERSONA

La palabra persona en el griego es "prósopon" (πρόσωπov).
Persona es una subsistencia o hipóstasis racional cvonsciente de sí.
Un ser de naturaleza tal que subsiste individualmente en forma racional, de modo que es
consciente de sí mismo, es decir, de su propio "yo", y consciente de ser distinto de otro con el
que se relaciona, ese tal ser es una persona. Persona es la clase más elevada de ser.
La persona es un "yo", y dice "yo".
Todas las cosas son seres ; pero solamente los seres racionales son personas. Ahora bien,
hay diversas clases de personas:
– clase divina: El Padre, el Verbo, el Espíritu Santo.
– clase humana: hombres y mujeres, espíritus humanos.
– clase angélica: serafines, querubines, arcángeles, ángeles; demonios y espíritus en sus
diversas categorías.
El Título divino "Padre" se aplica fundamentalmente a Aquella Persona Divina que dice:
– "YO te he engendrado hoy".
– "YO seré a Él Padre, y ÉL ME será a MÍ, Hijo" (He. 1:5).Tal "YO" y tal "MÍ" es la Persona Divina del Padre celestial.
Aquel a quien el Padre dice: TE he engendrado, es la Persona del Hijo.
Ahora bien, el Hijo de Dios, el Verbo de Dios encarnado dice así: "Ahora, pues, Padre,
glorificame tú al lado tuyo con aquella gloria que yo estaba teniendo al lado tuyo antes que el
mundo fuese" (Jn. 17:5).
"... como tú, oh Padre en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros" (Jn. 17:21).
Aquel TÚ a Quien ora el Hijo es la Persona Divina del Padre Celestial.
Aquel YO y aquel MÍ que ora al Padre es la Persona Divino-Humana del Hijo, que es el
Verbo encarnado.
Aquel Nosotros de Jn. 17:21 es pronombre personal de número plural y se refiere a las
Personas del Padre y el Hijo.
Yo, tú, él, nosotros, son pronombres personales usados por y para personas.
No debemos confundir al Hijo simplemente con un mero hombre que ora.
Quien ora es Jesucristo, el Verbo de Naturaleza Divina, que se encarnó tomando también
naturaleza humana.
Por lo tanto, el Hijo es Una Sola Persona Teo-antrópica, es decir, con dos naturalezas, la
Divina y la humana.
El YO que ora al Padre es la Persona Divino-humana, no solamente el hombre, pues habla de
la gloria compartida con el Padre antes que el mundo fuese; la cual gloria no puede referirse a su
naturaleza humana, pues ella tuvo inicio en el vientre de la Virgen María; sino que se refiere sólo
a la gloria de la Naturaleza Divina del Verbo Eterno coexistente con el Padre.
Ahora, a partir de la Ascensión del Señor, aquella gloria fue asumida también por su
humanidad, glorificándonos así.
El Verbo, Imagen del Invisible, Resplandor de Su gloria, es un "Él" y un "Quien" personal a
través de cuya Persona Divina, la Persona también Divina del Padre, lo hizo todo (Jn. 1:1-3; Col.
1:15; He. 1:1-3).
El Espíritu Santo, que subsiste como procedente del Padre y del Hijo en la Esencia Divina, se
revela igualmente como Persona.
En primer lugar, un espíritu es una persona.
En segundo lugar, una persona se puede contristar; no así una cosa o fuerza, o simple viento.
El Espíritu Santo se contrista cual persona (Ef. 4:30), por lo cual no se debe blasfemar al
Espíritu Santo (Mr. 3:29; Lc. 12:10; Mt. 12:31,32).
En tercer lugar, el Espíritu Santo habla cono Persona; como cuando dijo: "... apartadme a
Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado" (Hch. 13:2).
Mas cuán maravilloso es este Espíritu hoy que contiene en Sí toda la plenitud del Padre, y al
Hijo con toda su victoria y glorificación humana.
Recibiendo al cual Espíritu, lo recibimos Todo (Jn. 14:18-26; 16:13: Mt. 10:20; Espíritu del
Padre. Gá. 4:6 Espíritu del Hijo).

UNIDAD

El Uno que es Dios.
El versículo básico del Monoteísmo es Deuteronomio 6:4.
El hebreo léase de derecha a izquierda:
____ _____ ______ ____ _____ ___
transliterado de izquierda a derecha sería:
Shema Israel Yahveh Elohenú Yahveh ejad.Traducido al español:
Oye Israel, Yahveh Nuestro Díos, Yahveh Uno.
La palabra aquí traducida "Uno" es "Ejad" (___).
En hebreo, unidad en sentido absoluto, se dice "Yahad" (___), como es usado en Jueces 11:34
al referirse a la única hija de Jefté.
Sin embargo, Uno, en sentido colectivo, como en el caso del pueblo ser "uno" (Jueces 20:8), o
en el caso de Adán y Eva ser "uno" o una sola carne (Gé. 2:24), se usa "ejad", (___). Siempre al
referirse a que Dios es "Uno", se usa el término "ejad" (___), "uno" en sentido que admite
pluralidad; y no se usa el termino "Yahad" (___), que implica unidad absoluta.

TRINIDAD

Tal palabra "Trinidad", como otras, tampoco se encuentra en la Biblia. Fue usada por primera
vez en el registro histórico en griego "trias" (Τριας) (Tríada) por Teófilo de Antioquía, año 180 d.C., en su
libro a Autólico. En el siguiente siglo, la usó Tertuliano, traduciéndola por primera vez al latín.
La misma palabra "Trinidad" ha sido sin embargo usada por distintas escuelas a lo largo de la
historia y con diverso contenido.
Atanasio, Arrio y Sabelio usaron la palabra Trinidad, pero sólo Atanasio tenía la revelación
correcta de la Divinidad. Arrio negaba la Divinidad del Verbo, y Sabelio era unicista; no obstante,
Arrio y Sabelio también usaban la palabra Trinidad al referirse al Padre, al Hijo y al Espíritu
Santo. Otros como Ireneo y Novaciano tuvieron y expusieron más correctamente la revelación
de la Divinidad al igual que Atanasio, sin embargo, no usaron la palabra
Trinidad. El principal problema no está en usar o no usar la palabra Trinidad, sino en ver si la
revelación acerca de la Divinidad es verdadera y está expresada correctamente o no.
Un cardenal católico y un pseudo apóstol mormón pueden usar la misma palabra Trinidad,
pero su entendimiento es muy diferente. Igualmente un testigo ruselista y un unicista "sólo
Jesús" pueden negarse los dos juntos a usar tal palabra, pero eso no quiere decir que estén de
acuerdo cuando niegan la Trinidad. El ruselista es arriano, y el unicista "sólo Jesús" es
sabelianista; el cardenal es atanasiano, y el mormón es triteísta.
Uno de los puntos claves que señala la diferencia fundamental entre la verdad y el error está
en la consideración del Verbo de Dios.

VERBO

La palabra "Verbo" es la traducción de la palabra griega "Logos" (λόγoς).
Tal palabra no fue inventada por el apóstol Juan, sino que ya existía en el ambiente
greco-palestino-romano. El Espíritu Santo llevó a Juan a usar esta palabra en referencia a
Jesús.
La palabra "logos" comenzó a ser usada cerca de cinco siglos antes de Cristo por el filósofo
Heráclito de Efeso; la usó también Platón, igualmente la escuela de los epicúreos y la de los
estoicos. Entre los judíos la usó Filón, filósofo contemporáneo de Cristo.
En la palabra "Verbo" o " Logos" están implícitos los siguientes significados:
Mente - Razón - Sabiduría - Concepto - Expresión - Palabra - Tratado - Poder sustentatriz.
Dios, que es Omnisciente, lo conoce todo, y aun a Sí Mismo. Al conocer engendra Su
Sabiduría o Verbo inmanentemente y sin principio, pues Él siempre se conoció y a todo
eternamente. Por lo tanto, la imagen que Él tiene de Si ante Sí es Igual a Sí y le acompaña
siendo Su Verbo, Uno con Él, y con el que se conoce, se pronuncia y se revela: "Yo soy el que
soy". También crea.
Proverbios 8:22-31 equiparado con Juan 1:1,2,l8, Colosenses 1:15, 2 Corintios 4:4 y Hebreos 1:1-3 nos muestran al Verbo Sabiduría,
Expresión, Palabra y Poder sustentatriz,
Juan 1:1,2 nos declara equilibradamente que:
– El Verbo era Dios y
– El Verbo estaba con Dios.
Debemos tener en cuenta las dos declaraciones para no caer en ningún extremo. Si sólo
decimos que el Verbo estaba con Dios, podemos ir al extremo arriano de los ruselistas de hoy
que niegan la Divinidad del Verbo.
Si sólo decimos que el Verbo es Dios, pero desconocemos la coexistencia del Verbo con Dios
según está revelada, podemos caer en el otro extremo, el unicista, que no distingue al Padre del
Unigénito, del Unigénito del Padre.
Debemos recordar que el Padre subsiste como el Dios Engendrador Invisible; en cambio el
Verbo subsiste como el Dios Unigénito y Revelado, la Imagen del Invisible y el Resplandor de Su
gloria, por lo cual Jesús habla (Jn. 17:5) de la gloria que tuvo con el Padre antes que el mundo
fuese, pidiendo ahora también como hombre, ser glorificado con aquella misma gloria.
Filipenses 2:6 nos habla del Hijo como siendo en forma de Dios e igual a Dios. Por Aquel
Verbo se revelaba Yahveh en forma teofánica en el Antiguo Testamento, identificándose como
Yahveh mismo, el Ángel de Yahveh, el Ángel de Su Faz y el Ángel del Pacto.
Génesis 31:11-13; 48:15,16
Éxodo 31:1-14
Jueces 2:1-5
Isaías 63:8,9
Miqueas 5:2
Zacarías 2:10,11
Malaquías 3:1
Tal Roca que seguía a Israel era Cristo (1 Co. 10:4).

ENCARNACIÓN

Fue aquel Verbo Divino quien se hizo carne.
La misma Persona Divina del Verbo llegó a ser además también humana.
Una sola Persona, mas con dos naturalezas perfectas, la Divina y la humana.
Y en esta Persona Divino-Humana del Hijo moró y se manifestó la Persona Divina del Padre
Celestial (Jn. 17:10,11)
Jesús de Nazaret fue además Ungido por el Espíritu Santo (Hch. 10:38).
En cuanto Verbo, Jesús es omnipotente, omnisciente, omnipresente, a causa de Su Divinidad;
pero cuando el Verbo se despojó, se humilló, se hizo hombre, entonces cual ese hombre Jesús
llegó a ser menor que el Padre a causa de su humanidad.
Su nacimiento fue virginal (Gé. 3:15; Is. 7:14; Mt. 1:18; Lc. 1:30-38).
– El Verbo, pues, se hizo carne (Jn. 1:14).
– Tomó forma de siervo, semejante a los hombres en condición de hombre (Flp. 2:6).
– Como hombre creció en estatura, sabiduría y gracia (Lc. 2:52).
– Aprendió la obediencia por el sufrimiento y fue perfeccionado (He. 5:8,9).
– Tentado en todo conforme nuestra semejanza pero sin pecado (He. 4:15).
– Murió por nuestros pecados (1 Co. 15:3).
– Resucitó corporalmente (Idem; Jn. 2:10; Lc. 24:36-43).
– Ascendió corporalmente (Hch. 1:9; Mr. 16:19).
– Fue hecho Señor y Cristo (Hch. 2:37), como Señor: Amo y Dueño; como Cristo: Mesías,
Ungido para llevar adelante la economía de Díos.
– Volverá como se fue, en gloría y majestad (Hch. 1:11; Mt. 24:30).
– Mientras tanto intercede por nosotros como Sumo Sacerdote según el orden de
Melquisedec, único mediador, Jesucristo hombre (He. 7:21; 1 Ti. 2:5).
– Como anticipo del Reino nos dio Su Espíritu vivificante, que contiene toda la Divinidad, y toda
la victoria y glorificación de la humanidad (1 Co. 15:45).

CONFESIÓN

1 Juan 2:2,23. El mentiroso niega que Jesús es el Cristo, niega al Padre y al Hijo; quien niega
al Hijo tampoco tiene al Padre. Quien confiesa al Hijo tiene también al Padre.
¿Es posible aun hablando de Jesús negar al Hijo? ¿Cómo?
Cuando se habla del Padre como Hijo, en vez del Padre y el Hijo.
La verdad es que la Persona Divina del Padre mora, se revela, obra y habla a través de la
Persona Divino-humana del Hijo. Jesucristo, la Persona Divino-humana del Hijo, el Verbo
encarnado, es Dios en cuanto Verbo y lleno del Padre que está con Él, de la misma substancia
que el Padre, de la misma esencia divina, mas subsistiendo como Unigénito, Verbo que es
Imagen de Dios, Expresión y Revelación.
Este mismo Verbo Divino está con el Padre, cual Su Sabiduría (Prov. 8), y como Su resplandor
(He. l:1-3). Este Verbo Divino que coexiste con el Padre, fue Aquel que se encarnó como la
Persona Divino-humana llamada Jesucristo. Entonces el Hombre Jesús, aunque es hombre
verdadero, sin embargo es también la misma Persona del Verbo Divino, que se encarnó cual hombre semejante a nosotros en todo, pero sin pecado.
Si alguien sutilmente habla de que el mediador que está a la diestra del Padre es meramente
un tabernáculo humano, está negando la Divinidad del Hijo. Cierto es que la Persona del
Mediador a la diestra de la Persona del Padre es Jesucristo hombre; pero también es cierto que
Aquel Hombre es el Verbo encarnado. Sí, es el Verbo Divino hecho hombre intercediendo. Así,
pues, la Persona del Hijo llamada Jesucristo, es Dios en cuanto Verbo Divino coexistente con el
Padre, y es también hombre en cuanto se encarnó. No se trata solamente de un tabernáculo.
Aquel que habla del Hijo como si fuese solamente un tabernáculo del Padre, niega al
Hijo, pues Jesucristo no solamente es un tabernáculo humano, sino que también es el Verbo
Divino coexistente con el Padre y encarnado. Jesús, el Verbo encarnado, verdaderamente es un
tabernáculo humano, pero no solamente Él es humano, sino que también Él es Divino, puesto
que compartía con el Padre la gloria antes de la fundación del mundo (Jn. 17:5).
Jesús es mediador en cuanto hombre; mas ese hombre no es solamente un tabernáculo.
Tenemos entonces que Aquel Hombre Jesús, mediador a la diestra del Padre, es la Persona
Divino-humana del Verbo coexistente con Dios y encarnado.
Si alguien no reconoce que el Verbo Divino coexistió con Dios compartiendo la gloria con el
Padre antes de la fundación del mundo (Jn. 1:1,2; 17:5), entonces ese tal está negando al Hijo.
Aquel que niega la coexistencia del Verbo con el Padre antes de la fundación del mundo, niega
al Hijo, y está bajo la operación del espíritu de anticristo. Aquel que divide en dos personas a la
Persona única Teoantrópica del Hijo, ese no confiesa que el mismo Jesús es también el Cristo;
por lo tanto es mentiroso. Aquel que no reconoce la Divinidad del Verbo coexistente con el Padre
en la Persona Divino–Humana del mediador Jesucristo hombre a la diestra de Dios Padre,
entonces niega la Divinidad del Hijo. El que no honra al Hijo como al Padre, no honra tampoco al
Padre (Jn. 5:23).
El que niega al Hijo tampoco tiene al Padre.

Estas notas de trabajo fueron revisadas por el autor en marzo de 1985. De la
ministración, el complemento epistolar y la revisión se responsabilizó la misma persona
del autor.