"Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás. Reparte a siete, y aun a ocho; porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra".

(Salomón Jedidías ben David, Qohelet 11:1, 2).

sábado, 18 de junio de 2011

ESPERARÉ EN LA PUERTA


INSTANCIAS 7
Asunción, Paraguay, 1976
 

ESPERARÉ
EN LA PUERTA

Esperaré en la puerta;
yo sé que se abrirá;
porque Él es bueno se abrirá,
porque Él es santo se abrirá.
Esperaré en la puerta
y se abrirá.
Mi alma lo sabe muy bien, Señor,
que dependo de Ti.
Mi alma te espera, Señor;
ten misericordia de mi.
¿A quién otro buscaré?
¿en quién otro esperaré?
La ilusión de mi mismo
yo sé que he de apartar.
Respiro delicado
para no herir,
no ofender.
Permanezco callado
esperando aprender.
Y mi silencio habla;
se eleva cual vapor;
estoy anonadado,
esperando, Señor.
Cuan triste es el pecado;
no tanto en los que vi,
sino el que en mi,
siendo amado,
yo mismo cometí.
Cuan triste es el pecado;
no miro a los demás;
a mi mismo me miro;
cuan triste es en verdad.
Ya sé por qué las aves
tan llenas de cantar
pasan sin advertirse
al que no sabe amar.
Ya sé por qué las flores
con todo su esplendor
no conmueven el llanto
de un duro corazón.
Ya sé por qué los hombres,
los hombres como yo,
causan tantos dolores;
¡causo tanto dolor!.
Nací como una espina;
¿qué más puedo esperar?
que pronto en el Milenio
me vuelva un arrayán;
y en vez de estar hiriendo,
punzando a todo dar,
que entonces a mi sombra
se pueda descansar.
Esperaré en la puerta;
yo sé que se abrirá.
Porque Él es santo y bueno
la puerta se abrirá.